En audiencia, la jueza de Control y Garantías, María Pía Danielsen, dio luz verde a la libertad de Mario Alberto Zaffalón, de 54 años, encargado del campo La Virginia, literalmente tomado por asalto por 35 camioneros entre el 26 y 27 de noviembre del año pasado.
Se trata de un campo ubicado a 75 kilómetros de Quimilí, Moreno, y 35 kilómetros de la localidad de Vilelas, Juan Felipe Ibarra, propiedad de Milo Prietto, arrendado (solo 400 hectáreas) por la firma “Faint Hermanos”, que ocupa una superficie de 4.800 hectáreas para soja y maíz.
Un detalle para nada intrascendente: el campo se encuentra a 5 kilómetros del grupo de silobolsas desde donde fueron cargados los 35 camiones procedentes de Capital, La Banda, Quimilí y otras ciudades y provincias.
En menos de cuatro horas la policía interceptó los 35 camiones en Colonia Dora, Avellaneda, y en Añatuya, General Taboada. Todos los camiones cayeron, mientras estaban varados a la espera de documentación para abandonar Santiago del Estero rumbo a Rosario, Santa Fe.
El 28 de noviembre, la Fiscalía dispuso la aprehensión de Zaffalón imputándolo por “hurto agravado de soja”, artículo Nº 163, inciso 1, del Código Penal.
El 1 de diciembre, la Fiscalía lo indagó a Zaffalón quien fue representado por el abogado Julio César Villalba Cianferoni. Veinticuatro horas después, la Justicia le otorgó arresto domiciliario dado a su endeblez física.
Cumplido el plazo prudencial, la defensa requirió audiencia y en la víspera abogó por la excarcelación de Zaffalón por entender que “desaparecieron los riesgos procesales” y hasta adelantó que en un período mediato intentará que su cliente sea separado definitivamente de la investigación.
Después de merituar los detalles finos del rompecabezas judicial, la magistrada concedió la libertad al encargado del campo y la supeditó a una caución juratoria.
Jamás delataron a los “cerebros” de la maniobra
Aún quedan detenidas otras cuatro personas. Por otro lado, vale resaltar a los 35 camioneros detenidos en noviembre y que luego terminaron excarcelados, sin que jamás emergieran los autores intelectuales del audaz robo.
La Fiscalía todavía no pudo establecer quién o quiénes “marcaron” el campo La Virginia, ya que los investigadores arriesgan que hubo un trabajo previo de individuos, cuyas identidades siguen protegidas por el anonimato.
Para los expertos, el caso de Santiago debe contextualizarse con otros recientes en distintos puntos del mapa nacional.
Dentro de esta hipótesis, hay una corriente policial que sostiene la existencia de una banda dedicada a la venta de “soja negra”, robada en nuestro país, pero comúnmente negociada en dólares en otros mercados fuera del territorio nacional y con presuntos eslabones fuertes hasta en el puerto de Rosario.l
Fuente: elliberal.com.ar