El Instituto de Patología Vegetal (Ipave) del Inta, en Córdoba, trabaja con nueve cepas atoxigénicas nativas como potenciales agentes de control de hongo.

Durante la fase de cultivo, la espiga de maíz puede contaminarse con hongos productores de pudriciones, entre ellos especies del género Aspergillus, que bajo ciertas condiciones favorables puede producir aflatoxinas y ácido ciclopiazónico. Estos compuestos provocan efectos tóxicos en seres vivos expuestos al grano contaminado.
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