
En nuestro país, las pasturas representan la base para el desarrollo productivo de carne y leche vacuna. Es por esto, que todos los esfuerzos que se realicen son válidos para mejorar y aumentar la producción, prolongando la vida útil de estos cultivos forrajeros.
En ese sentido, Matias Saks y Guillermo Pugliese del equipo técnico de Bunge, señalan que “para obtener resultados óptimos, la clave es realizar una correcta planificación y diseño de la oferta forrajera. En el inicio del otoño se dan las mejores condiciones, tanto de temperatura como de humedad para la siembra de pasturas perennes, permitiendo que los nutrientes comiencen a interactuar generando una pastura de rápido crecimiento inicial”.