La Casa Blanca presenta en la cumbre del clima de Egipto una hoja de ruta para recuperar y proteger esta especie, diezmada por el comercio de sus pieles.

En el oeste de Norteamérica, la búsqueda de soluciones ante los impactos de la crisis climática está encumbrando a un héroe inesperado: el humilde castor, un roedor capaz de moldear su entorno hasta el punto de ralentizar el paso de grandes incendios forestales. Un movimiento creciente de científicos y conservacionistas está investigando y llamando la atención sobre los beneficios de recuperar la especie, diezmada por el comercio de sus pieles, como ejemplo del papel protector de la naturaleza en un mundo cada vez más caliente.
Tanto es así, que a la vista de los impactos del cambio climático, en Estados Unidos empiezan a plantearse en serio la posibilidad de firmar una tregua con estos animales. Su papel ha llegado incluso a la cumbre del clima de Egipto, la COP27. Allí, la Casa Blanca ha presentado una hoja de ruta para promover las «soluciones basadas en la naturaleza» que incluye la protección de los castores. El documento destaca que la especie «aumenta la recarga de las aguas subterráneas y los caudales durante la estación seca». En California, el Gobierno estatal ha dedicado 1,67 millones de dólares este año para el desarrollo de un programa de recuperación del castor: el servicio de fauna estatal lo llama «un héroe climático creativo y sin explotar».«Nos estamos quedando rápidamente sin opciones para hacer frente al cambio climático, y hay más gente dispuesta a estudiar soluciones diferentes porque necesitamos toda la ayuda posible», dice la investigadora Emily Fairfax, de la universidad californiana de Channel Islands, que se define como «entusiasta de las presas de castores» en su cuenta de Twitter.