De acuerdo a un informe de la Fundación Mediterránea, se procesaron 1,4% más toneladas en el primer trimestre que en igual período del año pasado. Pero esto también tiene un costo: el desplome de las exportaciones del cereal.
A diferencia de lo que ocurre en la cadena de valor sojera, la caída en el volumen de cosecha de trigo no impactó en los niveles de molienda del cereal.
De acuerdo a un relevamiento del Ieral de la Fundación Mediterránea, en los primeros meses del año hubo un leve crecimiento interanual, aunque que no fue homogéneo en todo el país.
Si bien los rindes de la campaña 2022/223 se desplomaron, los datos oficiales permiten visualizar un pequeño incremento en el crushing.
Entre enero y marzo se procesaron 1,42 millones de toneladas de trigo en todo el país, un 1,4% más en la comparativa y apenas por arriba también de la media histórica similar para estos meses, que es de 1,32 millones.
El economista del Ieral, Juan Manuel Garzón, explicó que este crecimiento del agregado de valor industrial varía de acuerdo a las provincias. Así, se observan retrocesos en Cordoba y Santa Fe (-4,8% y 2% interanual, respectivamente) y avances en Entre Ríos (13,5%); Buenos Aires (3,6%) y otras provincias, con 6,8%.
UN MAPA PRODUCTIVO EN ROJO
Un primer análisis permite inferir que las provincias con mayores caídas en sus moliendas son aquellas que sufrieron las mayores pérdidas de cosecha. En el ciclo 2022/23 la provincia más afectada por la sequía fue Santa Fe, con un ajuste del 61% de su producción respecto a la campaña anterior.
En Córdoba, la caída también se hizo sentir, con un 58%. En Buenos Aires el ajuste fue algo menor pero también alto, con un 37%. En este mapa de impactos, Entre Ríos fue la única provincia que logró anotar un aumento del 3%.
“En las restantes provincias que explican un porcentaje menor de la producción del cultivo, también se verificó una contracción importante, del 47% interanual”, explicó Garzón.
VOLÚMENES DE EQUILIBRIO
“El buen desempeño de la molinería a nivel del consolidado país probablemente se mantenga en lo que resta del año, a pesar de la menor producción local de trigo y del escenario de precios internacionales 50% superiores a los del período 2017/2021”, explicó Garzón.
En el desagregado mes a mes del primer trimestre, el informe describió que en todos los casos, la comparación interanual dio números positivos en enero, pero que solo pudieron
mantenerlos -en menor magnitud- Buenos Aires y Entre Ríos durante los meses de
febrero y marzo.
“En este sentido, la molienda total del país creció 9,3% interanual en enero, pero cayó 1,2% y 2,4% interanual en febrero y marzo, respectivamente”, calcularon desde el Ieral. Para el economista, esto se debe a la intervención del Gobierno en el mercado de exportación, a partir de los volúmenes de equilibrio determinados por la Secretaría de Agricultura.
“Es un esquema que perjudica a los productores, en cuanto a que el precio interno del cereal resulta menor de aquel que se observaría en un escenario de libertad de mercado”, advirtió. En contrapartida, remarcó que beneficia a los consumos internos, porque se logra abastecer al mercado local en los volúmenes que este necesita, a precios menores.
“Dado el volumen de trigo producido -12,3 millones de toneladas-, las necesidades de la industria molinera -5,9 millones- y por, sobre todo, la intervención del Gobierno sobre el mercado, los envíos al exterior difícilmente logren superar los 5,5-6,0 millones de toneladas”, concluyeron.