Bruno Riboldi es productor agropecuario mixto en el sudoeste bonaerense y en paralelo un influencer del campo, en donde acerca a la ciudad los pormenores del trabajo rural. El detrás de escena de su vida entre novillos Angus, cultivos y pasturas.
Bruno Riboldi es ingeniero agrónomo y productor agropecuario en Tornquist, en el sudoeste bonaerense. Trabaja un esquema mixto, en base a cría y recría Angus y también trigo, cebada y pasturas para su rodeo.
Pero la pandemia significó un cambio en su vida y el confinamiento lo llevó a radicarse en el campo durante ese período.
En esos días, comenzó a subir videos a Instagram y Tik Tok, para explicarle a la ciudad como se trabaja y vive en un establecimiento agropecuario. Y lo que empezó con algunos posteos trazó un camino que convirtió a Riboldi en “La Joya Agro”, un influencer con más de un millón de seguidores en sus redes sociales.
“La gente me conoce por las redes sociales, porque me gusta mucho mostrar lo que es el día a día del trabajo agropecuario”, reconoció.
Pero su visibilidad en redes ocupa solo una parte de su vida. “Lo que menos se conoce es el detrás de escena de la vida empresarial, lo que representa tener empleados, manejar equipos, liderar de ratos y también acatar órdenes”, afirmó.
¿Cómo conviven el productor agropecuario y el influencer que sube contenidos para explicar el campo directo desde el lote? “Hoy estoy dedicado full time a tres cosas: la cría de Angus, la producción de granos y las redes sociales”, enumeró.
LA JOYA GANADERA
En sus redes, es frecuente ver fotos o posteos con parte de su rodeo Angus. En la actualidad, maneja un plantel de 350 madres, con un planteo de cría y recría suplementada a grano, pero sin descuidar la base de pasturas, que se siembran todo el año.
En una primera etapa llega a los 150 kilos y luego una recría hasta los 300-350 kilos, que comercializa con engordadores.
Pero más allá de los números y el negocio, siempre hay un espacio para que la gente pueda conocer un pedacito de la vida en el campo. En unos de los videos subidos a su Instagram, Riboldi le cede el paso a “La Joya” y muestra imágenes de una vaca a punto de parir, que está muy inquieta. En unos segundos, explica el porqué de ese comportamiento y en total, obtuvo unas 41.000 visualizaciones.
En un contexto de precios con tendencia a la baja para la invernada, Riboldi explicó que con valores de la hacienda que suben muy por debajo de la inflación y anuncios como el nuevo tipo de cambio diferenciado para impulsar las exportaciones, los números no terminan de cerrar.
“Una medida que beneficia a ciertos sectores del agro y no beneficia a otros, genera desbalances que terminan impactando en la cadena“, analizó.
En este punto, señaló que los extremos del negocio ganadero viven un presente complejo, con un productor que en muchos casos trabaja con números en rojo y un consumidor con una marcada pérdida de poder adquisitivo de su salario.
“Desde la ganadería vamos a tratar de ser lo más productivos y eficientes posibles, no queda otra“, sostuvo.
LA JOYA AGRO
En la campaña fina 2023/24, Riboldi aumentará el área de siembra, que pasará de 450 hectáreas a 600 hectáreas, con trigo y sobre todo de cebada forrajera y cervecera, que se adaptan mejor a las limitantes climáticas del sudoeste.
Si bien es una zona compleja para la producción granaria, trabaja en base a un esquema de agricultura de punta, con un planteo que en pocos años aumentó en superficie y pasó de siembra convencional a un 80% bajo directa.
En esa región, consideró que al igual que en el resto del país, los techos en el rinde de los granos finos aumentaron en los últimos años. “Aunque sea zona marginal, apunto a cosechar entre 25 y 30 quintales por hectárea de cebada o de trigo”, admitió.
Riboldi explicó como evolucionaron los rindes en fina en la última década. “Tuvimos dos o tres campañas malas, pero en el resto de los años el clima acompaño y esto hizo que se aumente el área sembrada”, remarcó.
En paralelo, los precios internacionales acompañaron y en el caso de la cebada llegaron a picos de U$S 300 la tonelada. “El trigo también está fuerte y recibió la ayuda de varios años húmedos. Cuando comencé, cosechar 40 quintales de trigo era una locura y hoy en zona núcleo, hay rindes de 50 a 70 quintales”, analizó.
Y agregó: “En el sur vemos el aumento en los techos de rendimientos en trigo y cebada y de a poco levantamos los pisos, vamos acomodando las variedades y los productores trabajan cada vez mejor“.
En el caso de la campaña 2023/24, las últimas lluvias también impulsaron la decisión de siembra y sumar fertilización y tecnología al lote en el establecimiento de Tornquist. “Estoy adelantando la fecha de siembra y a partir del 15 de mayo largamos”, señaló.
De esta manera, sin perder el contacto con la tierra -pero tampoco con las redes- Riboldi se prepara para un nuevo ciclo agropecuario, que estará marcado por los desafíos climáticos y también de una coyuntura económica compleja.