El Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) firmaron un acta estratégica para estimular a las diferentes cadenas de valor del agro y la industria nacional para sumar divisas por más de US$100.000 M por cada una de ellas. Lo hicieron ante la falta de políticas agroexportadoras y la preocupación por una eventual escasez de divisas en los próximos años lo que motivó la creación de un plan de desarrollo y crecimiento para la Argentina.
Durante una jornada en la Bolsa de Cereales (BC) de Buenos Aires, señalaron que la intención del acta es desarrollar propuestas para mejorar la calidad institucional y superar el estancamiento en la inserción internacional de la Argentina. Remarcaron que la preocupación está puesta en el ingreso de dólares para el primer trimestre de 2024.
El plan, al que se irán sumando paulatinamente otras entidades de la industria nacional, se focaliza en la seguridad del abastecimiento, el cambio climático con eje en las cadenas productivas, el contexto global y su relacionamiento externo y las restricciones a las exportaciones nacionales y extranjeras, entre otros aspectos. La CERA proyecta alcanzar US$157.000 M/año en 2030, mientras que el CAA estima llegar para esa fecha a los US$100.000 M/año.
De manera correcta. José Martins, presidente de la BC y co-coordinador general del CAA estimó que “de hacerlo de manera correcta, la economía se verá beneficiada con un fuerte marco positivo. Esto tiene que ver con la producción, reducir la pobreza y generar empleo. Necesariamente habrá inversiones. Tenemos que crecer en infraestructura, en el interior del país”, sostuvo.
El dirigente destacó la importancia de avanzar en estos acuerdos que se han logrado con una visión común, que son estratégicos para el desarrollo de una política exportadora. “Lo que proponemos es que el próximo gobierno y todas las fuerzas políticas adopten una política de Estado exportadora”, insistió.
Contradicción. Por su parte, Fernando Landa, presidente de CERA, señaló que la Argentina tiene, primero, un escenario en el que se puede mantener en un esquema como el actual o entrar en uno de reordenamiento, por lo que es indispensable “generar” o discutir cierta permisibilidad. “No tiene que haber una neutralidad política en la Argentina. El discurso político habla de captación de divisas, el contexto contrasta con eso. No nos ocupamos de crecer y traer inversiones, pero el discurso político hace énfasis en eso”, dijo, evidenciando la contradicción.
En tanto, Gustavo Idígoras, co-coordinador del CAA, añadió que la agroindustria tiene que tener capacidad de reacción, pero faltan las políticas que la impulsen. “Vamos a entrar en una situación que justifica la existencia de una política de Estado exportador. Las consecuencias de la sequía que se han vivido en los últimos meses se van a vivir en el último trimestre -vaticinó-. No hay más granos, la próxima campaña fina viene muy golpeada por el clima, los dólares que generan en el verano el trigo y la cebada van a ser mucho menores a los que se esperaban y más tardíos, porque la zona que levanta primero la cosecha de trigo está muy golpeada por la falta de lluvias, por lo tanto, la Argentina podrá tener, si el clima cambia, dólares de mayo en adelante”, advirtió.
11 de diciembre. Idígoras explicó que la caída en las divisas va a mostrarle al próximo gobierno que indefectiblemente tiene que anunciar e implementar, el 11 de diciembre tras su asunción, todos los puntos mencionados en la propuesta del CAA y el CRA. En esa fecha, la agroexportación espera que se publique el primer DNU donde el nuevo presidente hable de la desregulación para los productos agropecuarios, reclamó el dirigente que también es presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC).
Y agregó: “Una vez pasados los meses es muy improbable que lo haga. Es la única manera para que, de mayo en adelante, no volvamos a repetir toda esta situación que estamos atravesando”, afirmó. La sequía provocó una fuerte caída en los ingresos de divisas en el país. Desde el año pasado, contó, se redujeron casi el 34% las exportaciones agroindustriales. Los cultivos afectados son la soja, el trigo, el maíz y también las carnes. “Son los sectores que han atravesado las penurias. Los que anduvieron mejor fueron el maní, las peras, (los productos) olivícolas, la alfalfa y el sector arrocero”, enumeró.
Las entidades coincidieron en que la Argentina debe considerar la exportación como motor del desarrollo económico, social y ambiental, por lo que propusieron que el próximo gobierno promueva la participación formal del sector privado en la política exportadora, a través de las organizaciones empresariales representantes del comercio exterior. “Entendemos fundamental la total transparencia y cooperación público-privada tanto en los lineamientos estratégicos de mediano y largo plazo como en los procesos concretos de negociaciones internacionales”, precisaron.
Reforma fiscal. Además, indicaron que es necesario revisar y reformar el sistema impositivo a nivel nacional, provincial y municipal, en todos los aspectos que actualmente desalientan la producción, el agregado de valor y la exportación, eliminando impuestos indirectos y derechos a las exportaciones, y asegurando un marco de referencia estable en el mediano plazo.
También coincidieron en que es necesario rever las restricciones cuantitativas. “Eliminar todas las cuotas, restricciones cuantitativas y cualquier otra medida equivalente que limite las exportaciones, así como también todos los esquemas de permisos que supongan diferenciación entre bienes nacionales con aquellos del exterior y aquellos permisos que afectan a servicios relacionados con la exportación”, explicaron.
Sobre las relaciones exteriores del país, dijeron que la Argentina carece de políticas de Estado en la materia que trasciendan las administraciones nacionales y que brinden señales claras de confianza, estabilidad y neutralidad, en un contexto internacional caracterizado por fuertes tensiones geopolíticas y reacomodamientos de bloques de poder.
Estrategias. Concluyeron en que “es imperioso desarrollar una estrategia de Estado de inserción internacional estable, contemplando el fortalecimiento y modernización del Mercosur, eliminando las medidas distorsivas y restricciones al comercio intrazona, promoviendo cadenas de valor regionales y relanzando una estrategia agresiva y más dinámica, para negociar acuerdos comerciales con otros bloques y países. Es necesario articular estrategias para defender los intereses exportadores frente a las nuevas barreras técnicas, ambientales, sociales, y geopolíticas que restringen o pueden restringir a futuro, injustificadamente, nuestras exportaciones”, remarcaron.
Para lograr esos objetivos propusieron, entre otros puntos, impulsar la facilitación del comercio, la infraestructura logística, el financiamiento, la promoción comercial y la inversión extranjera y nacional.