Disfrazó una “tasa por servicios esenciales” para cubrir el rojo de la administración

El intendente electo de Azul, Nelson Sombra, hizo sancionar un impuesto en una circunstancia insólita: propuso y logró su aprobación antes de asumir el cargo.
Cómo es el impuesto al campo de Azul
Nelson Sombra, como intendente electo de Azul, tomó su primera medida: promover públicamente y, en el primer día hábil posterior al balotaje, lograr la sanción de la “tasa por servicios esenciales” por el concejo deliberante (10 a 8 votos), consistente entre 1 y 2 litros de gasoil mensuales por hectárea o frentista (vivienda o comercial).
De esta forma, con la modificación de la ordenanza, ya no solo aportaran a la Municipalidad las 20 mil hectáreas urbanas si no que se le agregan las casi 650 mil rurales del distrito. “Lo que tiene que quedar claro es que no se agrega ningún impuesto, sino que se regulariza una situación históricamente injusta por la cual solamente los frentistas del casco urbano pagaban una tasa de servicios generales, y ahora se pasa a llamar tasa de servicios esenciales, que involucra a todas y todos los azuleños”, remarca Sombra.
Dicha “tasa” no califica de tal por no responder a una concreta prestación de servicio, sino que por su amplitud y forma de cálculo califica como “impuesto”, no estando habilitado el concejo para su sanción, siendo impugnable judicialmente. Pero además se pretende vestir de “tasa” por servicios lo que en realidad es un impuesto para cubrir el actual déficit fiscal del 30% del presupuesto, cercano a $3 mil millones, según fuera informado desde la Sociedad Rural de Azul.
«Cuando las buenas prácticas exigían ajustar el gasto público, el intendente toma la fatal decisión que nos ha llevado a esta tragedia fiscal: sancionar otro impuesto más en el país de los 148 tributos», advierte la ONG Lógica, presidida por Matias Olivero Vila.
El intendente Sombra logra esta sanción luego de un llamativo acuerdo con el intendente saliente, Hernán Bertellys, de distinto signo político. Todo en medio de manifestaciones frente a la municipalidad, con productores y frentistas, por un lado, y organizaciones sociales, por el otro, la principal de las cuales llegó movilizada desde otros departamentos (Tandil), pudiendo asumirse con qué fondos, generando una riesgosa tensión social ante las fuerzas policiales.
Matias Olivero Vila plantea, primero, el contexto: «Argentina tiene los impuestos más altos del mundo, según el Banco Mundial y la UIA, aplicando 3 métodos distintos. Argentina, junto con Venezuela, son los únicos dos países que figuran top 10 en los rankings de impuestos (puesto 1), inflación (puesto 3, FMI) y riesgo país de deuda pública (puesto 10, JP Morgan), las 3 formas de financiar el descontrolado gasto público, casi duplicado desde 2002. Consecuencias: 40,1% de pobreza; un país estancado desde 2012; caída del PBI per capita superior al 10%; y una carga fiscal que suele superar el 40% del precio de los bienes consumidos por los argentinos».
«Para enfrentar esa trágica realidad fiscal, salvo la candidata de la izquierda (2,7% de votos), los otros 4 candidatos presidenciales, con mayor o menor énfasis, propusieron bajas fiscales en sus campañas. El presidente electo fue el que mayor foco puso en ellas, apoyado por más del 55% de votos en el balotaje», resalta.
«En síntesis: En el país más gravoso del mundo, cuando por primera vez la política y la sociedad civil empiezan a tomar conciencia que el modelo de los excesos fiscales está agotado y que debe ponerse lógica en el gasto público y en los impuestos, hay un intendente electo, en connivencia con el saliente y seguido por el concejo deliberante, que decide ir a total contramano, haciendo sancionar insólitamente un impuesto antes de asumir, recurriendo a maniobras reprochables para respaldar su medida», concluye.
Desde Lógica, ONG suprapartidaria dedicada a generar conciencia fiscal en la sociedad, sostienen que la tragedia fiscal que sufrimos los argentinos, incluyendo episodios como el de Azul, es fruto de la falta de cultura fiscal de nuestra sociedad generada por un régimen que oculta sistemáticamente los impuestos al ciudadano, tanto por la prohibición de visibilizar el IVA en los tickets de consumo (artículo 39 Ley de IVA) como por esconder impuestos varios detrás del vendedor pero que luego son naturalmente trasladados al consumidor. Proponemos como salida implementar un sistema de máxima transparencia fiscal al consumidor en cada ticket de consumo, similar al que se está aplicando desde 2012 en Brasil, informando todos los impuestos nacionales, provinciales y municipales que inciden en los precios de consumo, sean aplicados al vendedor o comprador. Esto generará involucramiento de la sociedad civil y a su vez exigencia a la clase política en forma triple: impuestos lógicos, servicios acordes y gastos públicos lógicos.
Lógica propuso a los 5 candidatos presidenciales la firma de un compromiso para emitir una norma de transparencia fiscal al consumidor y tres de ellos lo suscribieron, incluido el presidente electo. Consta en las redes @paisconlogica, donde además puede firmarse la petición de change.com/ivaescondido.
«Cuando todo impuesto en la cadena productiva sea mostrado a través del ticket de consumo y todos los argentinos nos concienticemos de los impuestos que pagamos, exigiendo a las autoridades en consecuencia, se terminarán con las sombras de nuestro sistema fiscal», plantean.
