Lo que conocimos como partidos políticos tradicionales empezaron a caer y se reivindicaron otros actores más pragmáticos, pero también más difíciles de entender
Probablemente no haya teoría política que explique qué está pasando en la Argentina. Lo que conocimos como partidos políticos tradicionales empezaron a caer y se reivindicaron otros actores más pragmáticos, pero también más difíciles de entender.
Se cumplieron los 100 días del mandato del gobierno de Javier Milei y hay varios temas para analizar.
Arranquemos por lo económico: tanto el discurso de inicio de gobierno como el del comienzo de sesiones ordinarias nos dejó bien en claro que el ajuste era inevitable y que no habrá desvío alguno en lograr equilibrio fiscal. La herencia volvió a ser actriz fundamental en el discurso público, como es común en todos los traspasos de gobierno, para dar cuenta de dónde estábamos y que el esfuerzo que tendríamos que hacer sería clave para que el país no caiga en una hiperinflación. ¿Por qué digo que no hay teoría política que lo explique? porque no es común que, frente a tal ajuste, la imagen del Presidente crezca cada vez más, incluso dentro del mismo sector agropecuario dónde por allá en la Expo Rural 2023 el entonces candidato prometió “Yo sí voy a bajar impuestos. En caso de que La Libertad avanza llegue al poder y que ganemos las elecciones, nosotros consideramos que el campo argentino es el mejor campo del mundo y que vamos a trabajar para devolverle la rentabilidad y la habitabilidad que se le ha quitado en los últimos años chupándole la sangre directamente. Vamos camino a pensar en una unificación cambiaria y en una eliminación total de las retenciones” pero al enviar su programa de gobierno al Congreso, no solo no quitó impuestos sino que buscaba subir el más discutido por todos: las retenciones. En Expoagro 2024, dos meses después de la discusión legislativa, fue aclamado por todos los productores que visitaban la feria.
Ahí entramos en el segundo punto: lo político. La campaña de Milei fue austera y transparente, con un mensaje claro “La casta es la culpable” y nosotros somos el otro, el salvador, que viene a cambiar un sistema que nos trajo hasta acá. Ese discurso lo llevó a la presidencia y le marca el estilo del gobierno. ¿Dónde lo notamos?
- Acumulando poder en personas de confianza que vienen del privado o que la política no los dejó hacer. Es el caso de Toto Caputo, Ministro de Economía y centralizador de la toma de decisión en todas las áreas; Karina Milei, hermana y confidente, “La Jefe” y la armadora política, quien tiene la última palabra y la lapicera; Patricia Bullrich y la seguridad, un eje donde Milei no tenía incidencia y su anterior contrincante sí. El régimen antipiquetes y el llamado de orden es clave para mantenerse firme en su política, sin importar los paros y cortes en las calles. Ellos y otros nombres más “ocultos” que son filtro de decisión del resto de los miembros del gabinete. Los interlocutores del campo cambiaron y a diferencia del gobierno de Mauricio Macri, están centralizados en el círculo íntimo del presidente. Todo lo que implique un costo fiscal y no conduzca al objetivo primordial: AFUERA.
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Caída de la Ley ómnibus: hace mucho que los Diputados no tenían tanta actividad en enero en las famosas “sesiones extraordinarias”. Ese mes le serviría al gobierno para terminar de confirmar quienes jugarían a favor de la “gobernabilidad” y apoyarían sus políticas, quienes estarían en el medio moviendo la aguja y quienes lo harían caer. El proyecto que contenía 600 artículos de lo más variado, pero centralizando en la delegación de facultades por 4 años (que luego bajaron a 1, aunque tampoco se aprobó), era su programa de gobierno que volvería a las bases de Alberdi, padre de nuestra Constitución. En el recinto, antes de entrar a la sección privatizaciones, el proyecto se retiró. Y ahí, Milei tuvo la oportunidad de golpear “No elegimos el camino de la confrontación, pero tampoco le escapamos. Si eligen el
camino de la confrontación, se encontrarán con otro animal distinto al que le está hablando”, dijo frente a la Asamblea Legislativa el primero de marzo, en un acto atípico.
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Rechazo del DNU 70/2023 en el Senado de la Nación: un decreto de necesidad y urgencia con más 300 artículos, en su mayoría de derogación de leyes y que incluye una reforma laboral, se vetó en el Senado sin haber tenido dictamen de comisión previa. Sigue vigente, hasta tanto la Cámara de Diputados no lo rechace. Nunca antes los legisladores habían rechazado un DNU, y en un acto de moralidad, lo tildaron de inconstitucional. Este es otro hito clave para la confrontación con “aquellos que no nos dejan gobernar”. También es otra demostración de la caída de lógica partidista, donde miembros de la UCR se abstuvieron, algunos votaron a favor y otro en contra. ¿Qué temas agro contiene el decreto? Derogación de la Ley de Tierras, actualización en la Ley de Warrants, eliminación de cuotas del azúcar, prohibición de restricciones a exportar por parte del Poder Ejecutivo, modificación en el transporte alimentario y desregulación de la industria vitivinícola.
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La relación con los gobernadores: también los incluye como parte de la casta que no quiere cambiar, y en términos económicos, no quiere ajustar. En sus palabras, es momento que dejen de pedir plata a Nación y cuiden su dinero provincial, lo que lo llevó a confrontar con el gobernador Nacho Torres de Chubut. Pero además, en este ítem, vemos el federalismo reivindicado ¿Cuándo creíamos que los gobernadores iban a pedir por una baja de retenciones para los productos agropecuarios? cuando vieron que había chances de que le saquen recursos coparticipables y no le transfieran fondos de nación si no apoyaban el proyecto. Una posible respuesta a eso fue: “Si me vas a dejar de mandar dinero, entonces quita retenciones que es un impuesto no coparticipable”. La presión de los gobernadores, generó que se retire el capítulo fiscal donde estaba incluida la suba de Derechos de Exportación para las economías regionales, cereales, oleaginosas y carne.
A dos meses de la convocatoria al pacto de Mayo, nos encontramos con un gobierno algo más dispuesto a dialogar por vías del Ministro de Interior, un funcionario con carrera política y que conoce el juego. Con un nuevo borrador del proyecto de Ley Bases, que quita prácticamente todo lo que no tenía consenso, dejando por fuera el paquete fiscal que es otro punto de discusión. La presión de los gobernadores hizo efecto, los derechos de exportación quedarán como están hasta tanto no se llegue al equilibrio fiscal. Este tire y afloje entre la política “casta” y el gobierno nacional, nos da el pie para estar atentos a qué otros proyectos de Ley entrarán al Congreso como “Leyes espejo” de aquella Ley ómnibus que no fue, y que otros DNU que resurgirán si el 70/2023 finalmente es rechazado en su totalidad.
La cuerda está tensa, en un gobierno que recién comienza.