Nuevas estrategias en el manejo de malezas: El avance de la biotecnología en la agricultura

Descubre cómo el INTA Balcarce está revolucionando el manejo agrícola con fosfitos para reducir herbicidas y mejorar la sostenibilidad.

Especialistas del INTA Balcarce, en Buenos Aires, están liderando un importante avance en el manejo de malezas resistentes mediante el uso de fosfitos en cultivos de soja. Este desarrollo representa una revolución en la forma de manejar herbicidas y mejorar la sostenibilidad agrícola, permitiendo reducir hasta cinco veces la cantidad de agroquímicos utilizados sin afectar el rendimiento de los cultivos.

El fosfito, una forma química reducida del fosfato, se presenta como una solución potencial gracias a su mayor disponibilidad y eficiencia, comparado con el fosfato tradicional. Este compuesto es parte de un estudio pionero que podría permitir a los cultivos competir eficazmente contra las malezas, aprovechando un tipo de fósforo que las malezas no pueden usar.

Desde 2020, Sergio Feingold, coordinador del programa de Biotecnología del INTA, ha estado explorando alternativas biotecnológicas para el control de malezas. El equipo ha incorporado un gen bacteriano en plantas, permitiéndoles metabolizar fosfito y utilizarlo como una fuente exclusiva de fósforo, proporcionándoles una ventaja significativa sobre las malezas.

La implementación de este sistema no solo reduce la necesidad de herbicidas sino que también fomenta la competencia del cultivo frente a las malezas. Este método innovador promete no solo controlar las malezas resistentes sino también contribuir a la sostenibilidad productiva, mejorando la eficiencia en el uso de fósforo y manteniendo la biodiversidad.

Feingold destacó que la aplicación de fosfito en cultivos también actúa como un estimulador de la resistencia sistémica de las plantas frente a patógenos y plagas, ofreciendo una posible reducción adicional en el uso de agroquímicos.

Este proyecto no solo es un testimonio del liderazgo en innovación agrícola del INTA sino también de la colaboración internacional, incluyendo contribuciones del CINVESTAV de México. Con ensayos en marcha en diversas regiones de Argentina, el INTA busca validar esta tecnología para su uso en soja, maíz y algodón, prometiendo transformar la agricultura moderna y fortalecer la seguridad alimentaria global.

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