«La empresa comenzó con la ganadería para luego seguir con la plantación de yerbales», repasan; conocé los secretos productivos y la apuesta que sigue por la ganadería

Con un centenar de años y miles de historias que contar, el establecimiento de la familia Navajas es pionero en la producción de yerba mate y logró convertirse en un eslabón fundamental en la economía de la región.
La historia del Establecimiento Las Marías: de la ganadería a la plantación de yerbales
La historia de Las Marías comenzó con una propiedad ganadera llamada Vuelta del Ombú, adquirida por el uruguayo Víctor Navajas. En 1912, su hijo Adolfo Navajas la bautizó como Las Marías y, tras su muerte, su viuda Concepción Centeno de Navajas se mudó allí con sus cuatro hijos y sumó plantaciones a la actividad ganadera.
Sin importar mucho las tradiciones, en 1912 compraron dos mil plantas de yerba y las plantaron en Las Marías. Aunque este primer intento no tuvo éxito, sentó un importante precedente familiar.
En 1924, Víctor Elías Navajas Centeno, heredero de Las Marías, volvió a desafiar las tradiciones de la región sembrando con éxito las plantaciones de yerba más australes del planeta y asi comenzó su camino hasta el día de hoy.

«Las Marías es una empresa que hoy cumple 100 años. La plantación de los primeros yerbales fue en 1924, por eso estamos festejando el centenario. La empresa comenzó con la ganadería para luego seguir con la plantación de yerbales», explican desde la empresa que hoy tiene unas 30.000 hectáreas bajo producción y que a partir de un rodeo comercial de 2000 vientres Brangus Colorado realiza ciclo completo, iniciando con la cría de terneros, recría y finalizando con terminación de novillos certificados con el Sello de Alianza del Pastizal.
En 1940, la marca Taragüi inició su camino en el mercado competitivo, con la elaboración integral de yerba mate desde el vivero hasta el envasado en origen. En este contexto, la necesidad de un servicio médico y una escuela se volvieron prioridad en Las Marías, además de garantizar una vivienda a las familias de los trabajadores, formando así una comunidad con un fuerte espíritu familiar.
Las décadas de los cuarenta y cincuenta vieron la incorporación de los hijos mayores de Don Víctor a la actividad productiva, lo que tuvo un efecto multiplicador. El té, que se venía cultivando en la región misionera, comenzó a desarrollarse en Las Marías de manera integral, alcanzando en pocos años los mejores puntajes a nivel mundial. Las forestaciones iniciadas para aprovechar las zonas bajas no aptas para la yerba y el té dieron comienzo al desarrollo de una creciente industria de la madera.

En 1950, se realizaron las primeras plantaciones de té con semillas de la variedad Assam originaria de la India, y en 1959 se efectuó la primera exportación de yerba mate Taragüi. En 1966, se elaboró la primera yerba mate en saquitos para mate cocido, y en 1973 se realizaron las primeras plantaciones de yerba de alta densidad en Argentina, adaptadas para la cosecha mecánica. En 1974, se puso en marcha la primera cosechadora autopropulsada de té del país, y en 1981 se presentó la primera cosechadora mecánica de yerba mate desarrollada en Las Marías.
En 1982, se lanzó La Unión, la primera yerba del mercado segmentada como suave, y en 1986, se implementó el Manejo Integrado de Plagas en yerba y té. En 1993, se lanzó La Merced, la primera yerba premium del mercado, segmentada por zona de origen y tipo de elaboración, y en 1996, Mañanita, la yerba proveniente del litoral, fácil de tomar desde el primer mate.

La ganadería siempre estuvo presente en Las Marías, y sigue vigente hasta hoy de forma complementaria a las actividades agrícolas y forestales.
En 2001, Las Marías se convirtió en la primera empresa argentina en certificar actividad forestal bajo los principios y criterios del FSC. En 2008, obtuvieron el sello de calidad AA para su yerba mate, asegurando el cumplimiento de condiciones superiores en toda la cadena de elaboración. En 2023, recibieron el sello al Turismo Industrial y Productivo, que reconoce su propuesta de productividad a puertas abiertas por su calidad y sostenibilidad.
Y así es que, con 100 años, continúan escribiendo la historia de un establecimiento icónico en la Argentina.

Cómo producen en Las Marias
Pedro Diez Repetto es el jefe de cultivos del establecimiento: «Las Marías es líder en la aplicación de tecnología para una agricultura en equilibrio con el ecosistema”, señala.
Desde 2011 está a cargo de la supervisión general de los campos Las Marías, Virasoro y La Merced, lo que incluye control de plagas, control de malezas, control de contratistas, supervisión y administración de máquinas y personal.
Desde la empresa destacan que uno de los mayores desafíos de Pedro es optimizar los recursos para encontrar el momento apropiado para cada plantación y desde un punto de vista ambientalmente sustentable. Esto lo logra mediante el manejo integrado de plagas, que involucra la formación de la planta, la poda de la planta y la cosecha. “Hacemos una intervención de poda apropiada y le damos de comer a la planta de forma apropiada para que esté sana, para que esté fuerte en el momento de los ataques normales de plaga y de maleza. Además, mantenemos el ecosistema yerbal y el ecosistema de té lo más armónico posible, lo más sustentable posible”, cuenta.
Otra de las claves es el compost de Las Marías. “El proceso de compostaje consta de transformar y cambiar la mentalidad de lo que es residuos de industrias. Se trata de una enmienda orgánica que le agregamos a los yerbales para potenciar su producción, para darle de comer al suelo ya que el suelo es sustento para la producción de yerba”. A raíz de los subproductos del secadero de yerba, secadero de té, las semillas, los palitos, la hoja y de los subproductos que han quedado del área forestal, se hace un proceso de mezcla homogénea para que a través de los microorganismos se degrade la materia orgánica y se transforme compost, que es una materia orgánica mucho más estable y rica, detalla.

