Jaime Mc Lean lidera un equipo que tiene responsabilidades en las decisiones productivas de las empresas ganaderas asesoradas
Jaime Mc Lean es el líder de un equipo de veterinarios muy reconocido en el ambiente ganadero. Desarrolla una visión sistémica en las empresas que asesora, con recomendaciones de manejo a los directores, que va más allá de resolver casos clínicos. Además de prestar un servicio sanitario, busca desarrollar una relación ganar-ganar con los dueños, al aportar conocimientos y contactos y, sobre todo, al señalar las debilidades empresarias y las actividades que tienen un margen de mejora. Esa forma de trabajo fue explicada en una reciente reunión organizada por Select Debernardi.
“Por una cuestión de cómo nos han formado en las universidades o por una cuestión del perfil, en muchas empresas el veterinario queda muy circunscripto a la clínica, a diagnosticar una muerte o a resolver un problema sanitario puntual, y no participa en la mesa chica de las decisiones donde se considera globalmente el negocio ganadero”, afirmó Mc Lean como introducción.
“No son muchos los veterinarios que evalúan los sistemas productivos y analizan donde hay espacios de mejora con los que el productor puede ganar rentabilidad considerando el sistema como un todo. Con mi equipo de seis veterinarios estoy cada vez más vinculado a las empresas participando en las decisiones y hablando del futuro”, agregó.
“Para eso tuve dos grandes ayudas: antes de recibirme y ya graduado trabaje durante cuatro años en la veterinaria San Patricio de los Bustingorri, que tenían un volumen de trabajo muy grande en empresas importantes, y estaban vinculados al movimiento CREA, con integrantes que desarrollaban una metodología de negocio. Con esos aportes desarrollé una visión diferente, no tanto de individuos sino de poblaciones ganaderas que generan un resultado económico”, añadió.
“Además, tuve la suerte de haber trabajado con Oscar Alvarado, presidente de El Tejar, un gran empresario que siempre me estimuló a ir por más y me dio la posibilidad de formar parte hasta de la Comisión Directiva de Aacrea”, rememoró.
“En aquel momento tenía 30 y pico de años, hoy tengo 62; con el correr del tiempo va cambiando la visión de la vida. Así fue que en un momento resolví no seguir todos los días en la manga, tomé distancia y empecé a desarrollar una visión sistémica y a aprovechar las ventajas de trabajo en equipo. No estar en la manga no significa no estar presente en las empresas; con las comunicaciones que tenemos hoy estamos mucho más presentes que antes. Hay una creencia que indica que el veterinario trabaja solo cuando está con guantes y un mameluco, pero eso cambió”, diferencia Mc Lean. Así fue que buscó una fidelización del cliente y ocupar un lugar en las decisiones de las empresas que asesora.
Leer entre líneas
Al desarrollar ese concepto, Mc Lean dijo que “en general, siempre nos llaman por un problema puntual o porque hay que resolver un tema reproductivo o sanitario. Entonces, voy con alguno de los veterinarios más jóvenes del equipo, escuchamos activamente y no respondemos inmediatamente, sino que nos damos tiempo para entrar en la anamnesis. Y a partir de ese problema puntual, empezamos a leer entre líneas dónde está parada la empresa desde el punto de vista productivo. Si observamos que no está bien en eso, empezamos a buscar dónde están los verdaderos problemas: si hubo una mala preñez o una muy mala recría, por ejemplo”.
“A partir de ese diagnóstico, empezamos a conversar y a hacerle ver al cliente cuál es nuestra visión para lograr un cambio con impacto positivo. Es decir, solucionamos el problema por el cual nos llamaron, pero también decimos que hay que abordarlo desde otro ángulo”, explicó.
Es importante establecer objetivos claros en cada empresa y que sean compartidos con el equipo de trabajo. “Todavía hay muchas empresas ganaderas que no tienen claras las metas y no saben exactamente hacia dónde quieren ir. En esos casos, hay que bucear en la situación del campo y aparece una posibilidad de trabajo impresionante para los veterinarios operando de manera proactiva para agregar valor cada día y superar las expectativas y las necesidades que tiene el cliente”, destacó.
Un aspecto importante es el armado de equipos en cada empresa ganadera. “Al estar muchas horas en la manga, codo a codo con el personal, se puede evaluar el clima laboral. Hay que desarrollar el compromiso en la gente, que tiene una fuerza tremenda para generar resultados para la empresa”, resaltó.
Problemas recurrentes
Consultado sobre los problemas más frecuentes que enfrenta el veterinario en las empresas ganaderas, Mc Lean dijo que “en muchos campos la prioridad debe ser aumentar el índice de destete. Para ello el primer paso es medir y luego organizar un plan de trabajo para evitar lucros cesantes. En otros campos hay que eficientizar la recría, que muestra diferencias entre los aumentos diarios presupuestados y los reales. “Hay que hacer un seguimiento minucioso de ese parámetro y tomar medidas correctivas a tiempo ante desvíos para llegar a los objetivos de engorde rápido o servicio de 15 meses”, aconsejó.
Otro tema es tema por atender es la selección genética. “Estamos produciendo carne y la mejora genética tiene un campo de acción amplísimo; hay barreras mentales que el veterinario tiene ayudar a romper para aprovechar los beneficios que trae esa herramienta acompañada la inseminación artificial”, recomendó.
Un tema que admite alternativas es la edad de entore de las vaquillonas. Para Mc Lean, la edad del primer servicio depende de la situación del campo. “Los que están estabilizados y con buen planteo forrajero van al entore de 15 meses haciendo una buena recría, para quedarse con el porcentaje necesario para reposición, con las preñadas en los primeros 30 días, y el resto se pueden vender con garantía de preñez”, apunta.
“En general, la mayoría de los clientes con que trabajamos van hacia el servicio de 15 meses. Después hay algunos campos que todavía no están preparados y hacen servicio con 20- 22 meses, de mayo junio. En Corrientes es imposible el entore de 15 meses y se posterga hasta 18-20 meses y se llega con lo justo” distinguió el profesional.
“También tenemos campos en Ayacucho, Rauch, partidos de la Costa y sudoeste bonaerense con mucha mucha carga y que no están muy bien preparados en términos forrajeros; están creciendo y han decidido hacer servicio de 18-20 meses que les funciona muy bien, pero ya tienen como meta pasar a 15 meses cuando tengan solucionada su cadena forrajera”, completó.
Consultado sobre las mermas tacto-marcación en rodeos de cría, dijo que “entre vaca preñada y ternero destetado, las pérdidas deberían ser del 4% como máximo. En vaquillonas de 15 meses es difícil bajar del 10%”. Las causas de las pérdidas se asocian a que entre el 2 y el 5% de las vaquillonas consideradas preñadas a los 60 días del servicio están vacías en un tacto preparto. Luego se suman la distocia, la diarrea y la neumonía, para el terminar en alrededor del 10%. “Es un tema para trabajar porque hay una gran nebulosa y en muchos campos no se sabe exactamente lo que está pasando en cuanto a las pérdidas”, desafió Mc Lean.
Un aspecto importante para lograr buenos índices ganaderos es el control de los parásitos. “Las parasitosis se han descuidado mucho y no se ha trabajado profesionalmente en los últimos años. Se ha desparasitado sistemáticamente, sin rotación de drogas y sin ajustar bien la dosis. Por eso, es muy importante que el veterinario se ponga el trabajo hombro y recomiende una estrategia del control de las parasitosis intestinales y externas”, desafió Mc Lean.
Un conteo de HPG muestra una infección el 5% de la población parasitaria; el 95% está en los potreros. “Es importante entrar a un lote limpio con una tropa limpia y hacer HPG sistemáticos y rotación de drogas, con un control a los 14 días post tratamiento para ver realmente si la eficacia está lograda. Si no se logra, habrá que proceder a la identificación de larvas resistentes para ver cuál es la población en el campo y realizar un TRCH (Test de reducción de conteo huevos), utilizando las distintas drogas existentes, para determinar su eficacia clinica. No controlar bien los parásitos es resignarse a perder el 50% de la ganancia diaria, lo que impide llegar al servicio con las vaquillonas de 15 meses o a la fecha prevista para la terminación de novillos”, concluyó el profesional.