La Bolsa de Comercio de Rosario estima una caída del 21% en la siembra de maíz a nivel nacional, como consecuencia del temor que genera la plaga que causó estragos en la última cosecha.
El maízvivió en los últimos años una verdadera década ganada: desde la campaña 2014/25, cuando la siembra apenas superaba las 4 millones de hectáreas, vivió una escalada ascendente hasta orillar las 10 millones de hectáreas en el último ciclo.
Sin embargo, la decisión de la chicharrita del maíz de invadir gran parte de las zonas productivas del centro del país y llevar consigo el complejo de enfermedades que provocan el achaparramiento del maíz, han provocado un desastre en el cultivo del cereal.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), se cosecharon 18 millones de toneladas menos de las que se podrían haber alcanzado si esta plaga no hubiera proliferado de la forma que lo hizo, a la vez que el temor de que vuelva a impactar en la temporada próxima, cortará con la racha alcista que venía mostrando la siembra.
LA SIEMBRA DE MAÍZ: CRÓNICA DE UNA CAÍDA ANUNCIADA
Concretamente, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR publicó su informe mensual nacional en el que pronostica una caída interanual del 21% en la siembra de maíz, lo que implica unas 2 millones de hectáreas menos que el año pasado y la menor superficie en cuatro campañas.
“El cultivo estrella de Argentina, que se consolidó como el abanderado del avance tecnológico, cae ante la incertidumbre de la chicharrita y el clima”, resumió la entidad rosarina.
Es solo una confirmación de algo que la propia GEA ya había estimado para la zona núcleo, a la vez que sendas encuestas de la Universidad Austral y de los Consorcios CREA también habían anticipado una reducción del área maicera.
“Las razones de esta caída son varias, pero la principal protagonista de este quiebre es una bacteria, Spiroplasma kunkelii, transmitida a través de la chicharrita. Hasta hace poco, la enfermedad que causa el achaparramiento del maíz era endémica del norte del país, pero el nivel de población de la chicharrita creció en forma alarmante, expandiéndose territorialmente, en la última campaña”, recordó la BCR.
Así es que el insecto llegó a afectar significativamente al maíz en el centro del país e incluso a tener presencia en el sur de la región pampeana.
La consecuencia: en el norte argentino los rindes han caído entre un 50 y 70% y las pérdidas en áreas que no se cosecharon van del 25 al 60% del área total cultivada.
De esta manera, la cosecha 2023/24 finalizó en unas 49 millones de toneladas, con una siembra récord de casi 10 millones de hectáreas que, si no hubiera sido por la chicharrita, podría haber derivado en una cosecha de 67 millones de toneladas.
“La chicharrita ha sido responsable de la no materialización de 18 millones de toneladas de maíz”, sentenció la GEA.
¿DÓNDE CAERÁ MÁS LA SIEMBRA DE MAÍZ?
Bajo este panorama, el informe advierte que Chaco y Santiago del Estero son las dos provincias más afectadas, donde producto de las cuantiosas pérdidas del último ciclo se está manifestando una caída en la intención de siembra del 50 al 80%.
En tanto, en el centro y norte de Córdoba y Santa Fe, las pérdidas de área (superficie que no pudo ser cosechada) por los efectos de la chicharrita van del 20 al 35%, y la caída en la intencionalidad de implantación manifestada va de 30 a 50%.
En Entre Ríos, la reducción de área estaría en torno al 30%, similar a la zona núcleo.
Por último, “el centro y sur de Buenos Aires y la provincia de La Pampa no han registrado el impacto del achaparramiento que conlleva la chicharrita en los rindes de la campaña 2023/24 y, en principio, manifiestan una intención de siembra 2024/25 similar a la de la campaña precedente”, completa el relevamiento.
De esta manera, de materializarse la reducción del área de 21%, se estarían cubriendo 7,67 millones de hectáreas con maíz para la campaña 2024/25, de esta manera Argentina podría producir 49 millones de toneladas.
Este cálculo contempla un escenario normal de clima y tiene en cuenta que 6,17 millones de hectáreas serían cultivadas para grano (el resto como forraje u otros usos).