Campo en alerta: suba de retenciones y dólar a $1.000 complican los números del agro

Campo en alerta: suba de retenciones y dólar a $1.000 complican los números del agro

El clima de negocios en el campo comienza a mostrar señales de preocupación. Según el último informe de la consultora Zorraquín+Meneses, el escenario actual, con un dólar oficial anclado cerca de los $1.000 y la falta de avances en la reducción de impuestos, plantea un panorama cada vez más desafiante para las empresas agropecuarias.

La paradoja que advierten los analistas es clara: aunque muchos empresarios ven con buenos ojos el intento del Gobierno por ordenar la macroeconomía —un camino necesario para acercarse a la estabilidad de otros países de la región—, esa sensación positiva no se traduce aún en resultados para el negocio agropecuario. La presión impositiva alta y el aumento constante de costos generan una ecuación preocupante.

“Si el tipo de cambio se mantiene bajo y vuelven las retenciones a niveles anteriores, los márgenes de los negocios agrícolas empiezan a oler a quemado”, resume el informe. Y la advertencia no es solo para la agricultura: también la ganadería y la lechería atraviesan un contexto similar, con números que no cierran y márgenes en riesgo.

Desde el sector, no se habla de un pedido abierto de devaluación, pero sí de la necesidad de avanzar en una baja sostenida de impuestos y reconocer que un dólar atrasado afecta la competitividad.

Frente a este panorama, las empresas ya empezaron a mover fichas: renegociaciones de alquileres, cambios en los esquemas de rotación de cultivos, ajuste de gastos, postergación de inversiones que no estén acompañadas de financiamiento accesible y, en algunos casos, reducción en el reparto de dividendos a socios.

“No se trata de actuar por inercia”, advierten los consultores. A pesar de que muchas compañías del agro muestran hoy fortaleza patrimonial y liquidez de corto plazo, la incertidumbre sigue siendo la regla y las certezas, escasas.

En este contexto, Zorraquín+Meneses cuestiona las recomendaciones “dogmáticas” que a menudo lanzan algunos economistas o comunicadores, como “vender todo y quedarse en pesos” o “no vender nada y refugiarse en granos”. El problema, señalan, es que cada empresa tiene su propia realidad y las decisiones deben ser personalizadas, no recetas universales.

La advertencia también alcanza el tono del debate público: las agresiones verbales desde el oficialismo contra opositores y periodistas no ayudan, sostienen los analistas, y ponen en riesgo avances logrados en materia de orden económico.

Con la cosecha avanzando y una agenda económica aún incierta, el agro navega entre oportunidades y riesgos. Pero una cosa parece clara: no es tiempo de dormirse en los laureles.

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