Naranjas con sello industrial: cómo el INTA y Coca-Cola buscan transformar la citricultura argentina

Naranjas con sello industrial: cómo el INTA y Coca-Cola buscan transformar la citricultura argentina

Tras seis años de investigación en Entre Ríos, identificaron variedades de naranja ideales para la industria del jugo y desarrollaron técnicas de manejo que elevan la calidad del producto y abren nuevas oportunidades para los productores.

En el corazón citrícola del noreste de Entre Ríos, una alianza entre el INTA y la empresa Coca-Cola está cambiando las reglas del juego. Luego de seis años de trabajo conjunto, lograron identificar variedades de naranja con alto potencial para la industria del jugo —por su contenido de limonina, acidez y rendimiento— y diseñaron estrategias que mejoran la calidad de la fruta y diversifican la producción destinada al mercado en fresco.

La investigación se realizó en una de las zonas más importantes del país para la producción de cítricos dulces, con más de 35.000 hectáreas cultivadas. Allí, el clima subtropical y los suelos profundos brindan condiciones ideales para una citricultura robusta, en especial de naranja y mandarina.

El resultado: datos estratégicos que no solo optimizan el rendimiento industrial, sino que también refuerzan la competitividad del sector citrícola argentino. Este avance se presentará el próximo 15 de mayo en una jornada técnica en la Estación Experimental Agropecuaria Concordia del INTA.

El convenio permitió generar información clave para evaluar la viabilidad industrial de la producción citrícola y abrir nuevas oportunidades para los productores”, señaló María Fernanda Rivadeneira, especialista del INTA y coordinadora del proyecto.

¿Qué se investigó?

 

Al inicio del convenio, la región NEA contaba con una docena de variedades de naranja registradas. El análisis de parámetros como los sólidos solubles, la acidez y el índice de madurez permitió establecer una línea de base sobre la que avanzar.

Uno de los focos fue la limonina, un compuesto responsable del amargor del jugo. Se evaluó su presencia en diferentes variedades para determinar su aptitud industrial. También se tuvo en cuenta el calendario de cosecha, con el objetivo de extender la ventana productiva.

Las variedades Salustiana y Valencia Late, que ocupan alrededor del 60 % de la superficie citrícola, fueron clave en los ensayos. En paralelo, se implantó un lote experimental con la variedad Roble, identificada como prometedora para el procesamiento industrial.

Entre los resultados más destacados se logró mejorar significativamente el índice de madurez de la naranja Salustiana, simplemente al postergar la cosecha por 60 días. Esta práctica aumentó los niveles de azúcar y redujo la acidez, factores decisivos para el sabor final del jugo.

Además, se trazó el recorrido de los residuos de pesticidas desde la fruta fresca hasta el jugo final, analizando 38 principios activos para garantizar la inocuidad del producto, en línea con las normativas vigentes.

Una jornada con sabor a futuro

El evento del 15 de mayo reunirá a investigadores, productores, referentes técnicos y empresarios. Se presentarán los resultados de los estudios sobre variedades, madurez de la fruta, residuos, aceites esenciales y costos de producción para industria.

Organizado por el INTA junto al proyecto Aliados con el Campo de Coca-Cola, CICLA y Kilimo, la jornada también ofrecerá charlas sobre sustentabilidad, certificaciones y tendencias del mercado internacional, con la participación de un referente de Brasil, uno de los mayores exportadores de jugo de naranja del mundo.

El cierre incluirá una mesa redonda sobre producción e industrialización de cítricos dulces en Argentina y una visita a los lotes demostrativos del INTA.

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