Una práctica silenciosa pero extendida en EE.UU. está generando contaminación con materiales extraños en la carne vacuna. Fragmentos metálicos y objetos incrustados durante el manejo de hacienda están forzando a descartar millones de kilos de carne. Las pérdidas económicas y de reputación preocupan a toda la cadena.
Con el stock ganadero más bajo desde los años 50, cada kilo de carne vacuna cobra una relevancia inédita. Sin embargo, un problema creciente está comprometiendo tanto la calidad del producto como la confianza del consumidor: la presencia de materiales extraños -principalmente metálicos- en la carne procesada.