Una enfermedad silenciosa que afecta al sorgo podría tener sus días contados. Científicos argentinos identificaron el gen responsable del brotado precosecha, un problema que reduce hasta un 30% los rindes.
El sorgo, cereal de creciente importancia en los lotes del país, enfrenta una amenaza crónica: el brotado precosecha, un fenómeno que ocurre cuando los granos germinan en la planta madre, justo antes de la cosecha. Esta anomalía, agravada por lluvias y alta humedad, puede disminuir el rinde hasta en un 30%, afectando la rentabilidad de los productores.
En un logro sin precedentes, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y el CONICET identificaron la región del ADN del sorgo donde se localiza el gen responsable del brotado. Además, lograron generar plantas resistentes, con alta dormición, sin perder las ventajas del enanismo, esencial para facilitar la cosecha y evitar el vuelco por viento.
Un problema derivado del mejoramiento genético de los años 60
A mediados del siglo XX, el sorgo fue adaptado a climas templados reduciendo su altura. Sin embargo, ese mejoramiento incorporó inadvertidamente genes de baja dormición, causantes del brotado precosecha. El estudio reciente halló que los genes que determinan altura y dormición están próximos en el cromosoma 9, lo que explica la dificultad de disociar ambos efectos durante décadas.
Gracias a una estrategia de mejoramiento molecular de precisión, el equipo argentino logró separar ambos rasgos. Hoy ya existen líneas de sorgo bajas en altura pero con alta dormición, resistentes al brotado. Este descubrimiento tiene el potencial de revolucionar la selección de híbridos comerciales, al tiempo que ofrece una ventaja competitiva clave para el agronegocio argentino.
Ciencia, empresa y productores: una alianza virtuosa
El desarrollo fue posible gracias a la cooperación con Advanta Semillas, empresa que aportó recursos para investigaciones de alta complejidad. El trabajo conjunto con el sector privado permitió acelerar los avances, evidenciando cómo el vínculo entre ciencia y agroindustria puede traducirse en soluciones concretas para el productor.
«Logramos un avance genético que podría beneficiar a toda la cadena de valor del sorgo, reduciendo pérdidas y mejorando la eficiencia productiva. Al mismo tiempo, seguimos profundizando en los mecanismos que regulan la dormición de semillas, una línea de investigación de más de 30 años», explicó el investigador Roberto Benech Arnold, referente del proyecto.
Un futuro prometedor para el sorgo argentino
El sorgo representa una alternativa estratégica para ambientes marginales y para diversificar las rotaciones agrícolas en la Pampa Húmeda. Su creciente demanda internacional, especialmente de China, y la posibilidad de aumentar los rindes mediante innovación genética, lo posicionan como un cultivo con gran proyección.
El hallazgo del gen del brotado no solo mitiga un factor limitante histórico, sino que consolida el rol de la biotecnología aplicada al agro argentino. En un contexto desafiante por el cambio climático y la necesidad de producciones más sustentables, el caso del sorgo muestra el camino a seguir: más ciencia, más articulación y más soluciones concretas para el campo.