El mercado ganadero enfrenta subas en el precio del novillo y buena rentabilidad, mientras los frigoríficos no logran aprovechar la rebaja de derechos de exportación.
El mercado de carne vacuna atraviesa un 2025 de precios firmes y exportaciones activas, aunque con una dinámica marcada por la escasez de hacienda. La reciente eliminación de las retenciones generó expectativa, pero el verdadero motor de la suba es la falta de animales terminados.
La decisión del Gobierno de bajar a cero los derechos de exportación hasta el 31 de octubre fue celebrada por el sector, aunque en la práctica la mayoría de los frigoríficos no puede aprovecharla: carecen de financiamiento para adelantar el 90% de las divisas exigidas por la normativa. Así, la medida queda casi como un gesto político más que como un alivio real.

Las exportaciones rondarían los 3.000 millones de dólares, de modo que aplicar un 5% de retenciones generaría solo 150 millones de ingresos fiscales.
En paralelo, los números muestran que la incidencia de las retenciones sobre la carne es mínima. Este año las exportaciones rondarán los 3.000 millones de dólares y, aun con una alícuota del 5%, el aporte fiscal sería de apenas 150 millones, cifra que el Banco Central mueve en un solo día. «No tiene impacto ni en las cuentas públicas ni en el mercado cambiario», resumen los analistas.
Mientras tanto, el novillo de exportación aumentó entre 3% y 5% en la última semana y ya se paga 6.100 a 6.300 pesos por kilo gancho, cuando días atrás valía 6.000/6.200. El ajuste no se debe a la cuestión impositiva sino a la escasez de hacienda y al sostén que dan los buenos precios internacionales. La Cuota Hilton, si bien retrocedió de 20.000 a 18.500 dólares por tonelada, se mantiene en niveles históricamente altos.

Aun en el engorde a corral el resultado es favorable: el primer semestre cerró con buenos márgenes y en la segunda mitad los feedlots logran atenuar el impacto de la escasez de terneros.
En el mercado interno también se observó cierta firmeza: novillitos, vaquillonas y novillos -tanto livianos como pesados- se negocian entre 3.100 y 3.500 pesos, con la expectativa de que la menor oferta se sienta con más fuerza desde diciembre.
La invernada se mantiene cara por la misma razón: escasez de terneros y el creciente interés de los exportadores. El macho liviano ronda los 4.500 pesos, los animales de 180 a 200 kilos se ubican entre 4.200 y 4.400, y las terneras en 3.700/3.800. Son valores de referencia que sostienen la actividad de los feedlots, que lograron un primer semestre rentable y transitan la segunda parte del año amortiguando el faltante de recría.

En agosto, el Modelo de Cría Mejorado de la Cuenca del Salado mostró un resultado neto de 294.000 pesos por hectárea, lo que en términos constantes equivale a un 32% más que el año pasado.
El contexto regional también empuja. Entre enero y agosto, los países del Mercosur exportaron 2,8 millones de toneladas de carne vacuna, un 12% más que en 2024, con precios promedios mil dólares más altos por tonelada. En facturación, el bloque creció 25%. Argentina, aunque vendió 15% menos en volumen, se benefició con precios en alza: el valor promedio llegó a 4.500 dólares por tonelada, lo que permitió mejorar 38% en ingresos.
Según el consultor Ignacio Iriarte, los precios del ternero en dólares siguen siendo competitivos pese a la reciente devaluación. «En términos reales, los valores son de los mejores de los últimos años», afirmó. El Modelo de Cría Mejorado de la Cuenca del Salado registró en agosto un resultado neto de 294.000 pesos por hectárea, un 32% más que en 2024 y el segundo más alto de los últimos 13 años.
Con este escenario, el campo ganadero argentino enfrenta un presente favorable, pero con la advertencia de que la falta de hacienda será el factor determinante hacia fin de año.