Las plagas del maíz evolucionan y desafían a la producción argentina. INTA advierte que el futuro pasa por un manejo integrado y sistemas agrícolas más resilientes.
El maíz argentino atraviesa un escenario sanitario inédito que obliga a repensar las estrategias de manejo. Si bien las plagas siguen siendo las mismas, el aumento de la superficie sembrada, el uso extendido de tecnologías Bt y las variaciones climáticas modificaron su comportamiento. El resultado es una mayor presión sobre los cultivos y un conjunto de amenazas que plantean nuevos desafíos para la producción.














Lote de trigo en la zona de Tandil, Buenos Aires (Imagen publicada en X por Santiago Guazzelli)






