
El presidente de la Cámara Argentina de la Alfalfa, José Brigante, destacó el avance de las empresas exportadoras y el creciente interés de los productores por un cultivo que combina rentabilidad, sustentabilidad y estabilidad en el largo plazo. Señaló que, frente a escenarios agrícolas variables, la alfalfa se consolida como una alternativa estratégica en rotaciones de cuatro años.
La alfalfa atraviesa un momento de expansión. “Desde hace tiempo la alfalfa viene tomando ritmo, hay gente que se va metiendo en el sector, va entendiendo y quiere aprender”, explicó Brigante, quien observa distintos niveles de madurez entre los actores del negocio.
“Hay productores que ya aprendieron y necesitan ver un proyecto de inversión, y hay otros que ya son exportadores y necesitan abrir nuevos mercados. En esa línea de trabajo impulsamos esta jornada, donde cubrimos las tres etapas”, detalló en una entrevista con TodoAgro que mantuvo en el stand de la entidad que preside en la ExpoAlfa que se desarrolló los días 15 y 16 de octubre en Pozo del Molle y Carrilobo.
El dirigente remarcó que cada eslabón de la cadena requiere un acompañamiento distinto. “Si miramos el proyecto desde una empresa que ya tiene la prensa y el compactado, lo que está necesitando es encontrar alfalfa de calidad. Ahí tenemos que ir al productor a ayudarlo a producir mejor”, señaló. Para eso, destacó el rol clave del trabajo conjunto con universidades y el INTA, que aportan el conocimiento técnico necesario para sostener la calidad del producto.
Por otra parte, apuntó a los productores medianos que buscan incorporarse al circuito exportador. “Van a necesitar financiación, orientación sobre hacia dónde dirigir el proyecto y cooperación entre varios productores para generar volumen. Ese es otro eslabón que estamos armando desde la Cámara”, explicó.
El tercer grupo, indicó Brigante, está formado por productores más chicos que recién se inician, pero que pueden integrarse a la cadena para abastecer a los eslabones mayores. “Antes hay que capacitarlos, y en eso estamos trabajando con la Diplomatura, que les brinda herramientas concretas para mejorar su producción y organización”, añadió.
Exportar más, un objetivo posible
Consultado sobre el potencial exportador, Brigante fue contundente: “Si tuviéramos un millón de toneladas, las venderíamos. El mercado demanda mucho más que eso”. Actualmente, Argentina exporta unas 140 mil toneladas de alfalfa, pero el dirigente confía en que el crecimiento sea alcanzable: “Llegar a un millón va a llevar tiempo, pero sí se puede, y la demanda existe”.
En esa línea, destacó la articulación institucional como un factor clave para el desarrollo del sector. “Estamos buscando ayuda a través del gobierno de Córdoba, del banco, de las unidades de conocimiento y, desde la Cámara, articulamos todo eso para que la cadena funcione”, explicó.
Más allá de los volúmenes y las exportaciones, Brigante subrayó que la alfalfa tiene ventajas estructurales frente a otros cultivos. “En condiciones normales de temperatura, la alfalfa gana en rotación porque no está tan condicionada a los precios de pizarra de las leguminosas o cereales que se manejan en Rosario. Tiene libertad de mercado y muchos destinos posibles”, señaló.
Para el presidente de la Cámara Argentina de la Alfalfa, el desafío está en conocer esos mercados y seguir construyendo un sector que combine eficiencia, sustentabilidad y previsibilidad. “La alfalfa es un gran negocio —resumió—, y hoy tenemos la oportunidad de hacerlo crecer con inteligencia y trabajo conjunto”.
