La detección de nacimientos de tucura sapo en Río Negro, Chubut y Santa Cruz encendió las alarmas en el sur del país. El organismo busca coordinar acciones tempranas con productores y gobiernos locales para evitar daños sobre cultivos y pastizales.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dispuso una alerta fitosanitaria preventiva en la región patagónica, tras detectar nacimientos de tucura sapo (Bufonacris claraziana), un insecto de aspecto similar a la langosta que puede generar graves daños sobre los cultivos, los pastizales naturales y la flora nativa.
La medida, publicada este martes en el Boletín Oficial mediante la Resolución 816/2025, tiene vigencia hasta el 31 de marzo de 2026 y busca fortalecer la vigilancia sanitaria y el control temprano, en coordinación con productores, provincias, municipios, el INTA y otras instituciones del sistema agropecuario.

«El establecimiento de este alerta se fundamenta en las detecciones de la plaga y en concordancia con la dinámica y el ciclo biológico esperado de la especie», señaló el Senasa en su comunicado oficial.
En paralelo a la alerta, el Senasa formalizó la creación de la Mesa Interinstitucional para el Manejo de Tucuras en la Patagonia Argentina (MTP), un espacio de coordinación técnica y cooperación entre organismos públicos y privados.
La mesa estará integrada por representantes del INTA, centros de investigación, universidades, gobiernos provinciales y locales, además de entidades del sector productivo vinculadas a la sanidad vegetal. El objetivo central será intercambiar información, planificar estrategias conjuntas y fortalecer el monitoreo de las poblaciones del insecto en toda la región.

La tucura sapo es un insecto nativo del sur argentino, sin riesgo sanitario para personas ni animales, pero con alto potencial de daño económico en zonas agrícolas y ganaderas. En grandes concentraciones, consume pasturas naturales, pastizales implantados y cultivos extensivos, afectando la productividad forrajera y la sustentabilidad del ecosistema.
Su ciclo biológico está estrechamente vinculado a las condiciones climáticas: temperaturas templadas y suelos secos favorecen su desarrollo y expansión. Por eso, los nacimientos detectados en octubre encendieron las alarmas en los equipos técnicos de la región.
«Para realizar el control de la plaga, se debe verificar que estén dadas las condiciones para la aplicación de los productos fitosanitarios autorizados por el Senasa», recordó el organismo sanitario.
No es la primera vez que la tucura sapo preocupa a las autoridades fitosanitarias. En 2020 y 2022, también se dictaron alertas y emergencias para contener su avance, luego de brotes que afectaron amplias zonas del norte de la Patagonia y el sur de Buenos Aires.
A diferencia de otros insectos plaga, la tucura sapo no puede erradicarse, pero sí controlarse mediante acciones tempranas y coordinadas. Por eso, la clave está en delimitar su hábitat natural y actuar antes de que las poblaciones alcancen niveles dañinos, evitando así pérdidas productivas y daños ecológicos.

Con la temporada estival en puerta y la recuperación de la cobertura vegetal tras un invierno húmedo, los expertos advierten que será fundamental mantener la vigilancia activa durante los próximos meses. La detección temprana y el trabajo conjunto entre instituciones serán claves para evitar un nuevo ciclo de expansión.
En ese sentido, la decisión del Senasa busca anticiparse a una posible proliferación y proteger tanto la producción agropecuaria como la biodiversidad local, en un contexto en el que las plagas de ciclo corto se vuelven cada vez más sensibles a los cambios climáticos y ambientales.

