La tasa de extracción de vaquillonas alcanzó el 55%, el nivel más alto desde 2009. Aunque los precios suben y el clima acompaña, la recomposición del rodeo sigue sin aparecer

En lo que va de 2025, la faena de vaquillonas volvió a crecer y se estima que la tasa de extracción (relación faena/stock) llegará al 55%, igualando el pico de 2009 y convirtiéndose en una de las más altas de los últimos 18 años. El año pasado, los envíos a faena sumaron 3,7 millones de cabezas, lo que representó una extracción del 50,3% sobre un stock inicial de 7,35 millones de animales. Esa dinámica implicó una caída de 470 mil vaquillonas al cierre de 2024, y los especialistas proyectan que en 2025 la reducción podría ser aún mayor, cercana a 500 mil cabezas adicionales.
El fenómeno preocupa porque se da en un contexto de precios altos en dólares y condiciones climáticas favorables, factores que en teoría deberían impulsar la retención de vientres y la recomposición del rodeo. Sin embargo, la realidad del negocio ganadero argentino muestra lo contrario: los incentivos económicos no alcanzan para revertir la tendencia, y los costos siguen presionando fuerte.
A septiembre, mientras el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó 31,7% interanual, los costos de producción para un campo de cría en la cuenca del Salado se incrementaron 35%, pasando de $139 mil a $188 mil por hectárea. El Índice de Insumos Ganaderos subió un 32%, casi a la par de la inflación, pero el precio del novillo en Cañuelas trepó 77%, el novillito de consumo aumentó 60% y la vaca gorda, otro 60%. En estas categorías, el aumento refleja la mejora de los valores internacionales, impulsados por la mayor demanda de China y la reciente devaluación.
También se destacaron los incrementos del novillo Hilton (+60%) y del ternero de invernada (+63%), aunque esa mejora no compensó el aumento de los arrendamientos, que subieron 73%, ni el costo de reposición de vacas y toros, que creció 54% en el último año. En los campos alquilados, la rentabilidad del criador quedó fuertemente comprometida.
Otro dato que genera inquietud es el avance de las importaciones de carne vacuna. En septiembre, según el Indec, ingresaron 2.635 toneladas por U$S 11 millones, con un precio promedio de U$S 4.244 por tonelada. El 90% provino de Brasil, 240 toneladas de Paraguay y 22 de Uruguay. En los primeros nueve meses del año, las compras externas alcanzaron 12.165 toneladas, equivalentes al 1% del consumo local, un porcentaje bajo pero en ascenso.
En el plano internacional, Brasil lidera las exportaciones mundiales, con 1,65 millones de toneladas enviadas a China-Hong Kong por U$S 8.800 millones. Argentina ocupa el segundo lugar regional, con 400 mil toneladas a China por U$S 1.800 millones, seguida por Australia y Estados Unidos.
Aunque el país mantiene una posición destacada en el comercio global, la alta extracción de hembras pone en riesgo la base productiva. De continuar esta tendencia, la recomposición del rodeo será lenta y costosa, afectando la oferta de carne en los próximos años y generando presión sobre los precios internos.
Los analistas coinciden en que el desafío será equilibrar las señales del mercado con políticas que incentiven la retención y la eficiencia productiva, para evitar que el actual boom de precios termine en una crisis de stock que comprometa la sustentabilidad de la ganadería argentina.
