Impulsada por la desregulación del DNU 70/2023, la emisión de warrants se duplicó en dólares y creció 69% en pesos. El agro y las economías regionales se consolidan como los grandes protagonistas del repunte.
El sistema de warrants atraviesa uno de los momentos de mayor expansión de la última década. Entre enero y octubre de 2025, la emisión total alcanzó US$1.960 millones y $159.161 millones, lo que implica que la operatoria se duplicó en dólares y escaló 69% en pesos respecto del mismo período de 2024. Las cifras, obtenidas por la Secretaría de Agricultura y procesadas por la Subsecretaría de Mercados Agroalimentarios e Inserción Internacional, confirman que esta herramienta volvió a posicionarse como un mecanismo clave de financiamiento productivo.
El salto está directamente vinculado a la desregulación del DNU 70/2023, que simplificó un instrumento históricamente burocrático y le devolvió dinamismo al crédito respaldado por mercadería. Con el marco actualizado por el Decreto Reglamentario 640/2024, el warrant amplió su alcance, incorporó productos y habilitó la versión electrónica del título y del certificado de depósito, accesible desde plataformas oficiales y privadas.

Este combo normativo abrió nuevamente la puerta a un financiamiento ágil, con garantía real y bajo riesgo, ideal para productores, cooperativas e industrias en un contexto donde la liquidez es un recurso escaso.
La herramienta, regulada por la Ley 9.643, permite obtener crédito con bienes almacenados en depósitos autorizados: granos, oleaginosas, ganado, azúcar, tabaco, fertilizantes, lácteos, jugos, cáscara deshidratada y una lista que crece año a año. También pueden «warrantearse» productos importados en zona franca aún no nacionalizados, algo antes vedado. Además, la digitalización permitió trazabilidad, seguridad, controles en tiempo real y procesos más ágiles.

El boom no solo es cuantitativo, sino territorial. En lo que va del año, se emitieron warrants en 18 provincias, con una diversificación que incluye cereales, aceites, harinas, azúcar, fertilizantes, ganado en pie y subproductos.
El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) empujó aún más la magnitud del fenómeno al proyectar que, sumando emisiones en dólares y pesos convertidos a tipo de cambio comprador, el financiamiento por warrant en los primeros nueve meses del año superó los US$2.050 millones, con un crecimiento del 116% interanual. Según la BCR, 93% de las emisiones fueron en dólares, reflejo de la preferencia del sector por instrumentos que acompañen la dinámica exportadora y la dolarización de los flujos comerciales.

Históricamente, Buenos Aires concentra la mitad de los warrants emitidos en dólares. En 2025 no fue la excepción: la provincia registró un crecimiento del 158%, impulsada principalmente por las emisiones de warrants de soja, que se multiplicaron por más de 10, posicionando al poroto como el gran protagonista del año.
Sin embargo, el salto más pronunciado vino desde Santa Fe, cuyo financiamiento en dólares subió 210%, triplicándose con comodidad. Allí, más del 75% de los warrants emitidos se vinculan a la cadena de girasol, otro de los productos que encontró en esta herramienta una vía eficiente para obtener capital de trabajo.
El tabaco también se mantuvo como un actor estructural, con Salta y Jujuy como epicentros, mientras que fuera del agro se destacó nuevamente la emisión de warrants de resina de polietileno en Tierra del Fuego, un segmento industrial que viene ganando volumen desde 2023.

Para el Gobierno y para el mercado, el crecimiento sostenido del warrant es una señal estratégica. No solo garantiza acceso a crédito en un país donde las tasas bancarias siguen siendo restrictivas, sino que impulsa la formalización, ordena inventarios y permite que el productor tenga una herramienta flexible para esperar mejores precios, financiar la campaña o cubrir costos operativos.
Como resume el documento de la Bolsa rosarina: «El crecimiento de la emisión de warrants representa más financiamiento para la Argentina en general y para la agroindustria en particular». De mantenerse la tendencia, 2025 podría cerrar como el mejor año de los últimos diez para esta herramienta.
El boom, más allá de su dinámica técnica, muestra algo más profundo: un agro y unas economías regionales que, con reglas claras y mecanismos modernos, pueden acelerar inversiones, mover inventarios y mejorar su flujo de capital. Una señal de que, aun en un contexto macroeconómico volátil, la innovación financiera también juega un papel clave en la competitividad del sector.

