China y el reordenamiento del comercio agrícola: Implicancias estratégicas

China redefine su abastecimiento y Brasil gana terreno. Argentina enfrenta el desafío de sostener competitividad en un mercado global que cambia rápido.

El mercado agrícola global volvió a girar alrededor de un viejo conocido: China, cuyo nivel de compras, precios relativos y acuerdos estratégicos sigue moviendo el tablero para toda Latinoamérica. Mientras el reciente informe WASDE del USDA dejó más dudas que certezas, lo que realmente está condicionando la dinámica es la decisión del gigante asiático de profundizar su abastecimiento desde Sudamérica, donde Brasil pisa cada vez más fuerte y Argentina intenta no quedar rezagada.

De acuerdo con los últimos movimientos, Beijing se muestra mucho más selectiva en sus compras. Las ventas flash de soja desde EE.UU. no alcanzaron ni 1,5 millones de toneladas, con apenas un 20% destinado directamente a China, lo que confirma que la preferencia por Sudamérica se consolida. A esto se suma un dato clave: los stocks chinos de harina y subproductos están en niveles históricos, lo que les da margen para esperar precios más convenientes sin caer en urgencias.

Soja en plena trilla: el cultivo que define la relación comercial de la región con China.
Soja en plena trilla: el cultivo que define la relación comercial de la región con China.

En ese contexto, Brasil juega el partido con ventaja. El acuerdo firmado entre COFCO y el gobierno brasileño, que prevé importaciones por 20 millones de toneladas de soja y aceites, es una señal inequívoca de hacia dónde apunta la demanda en el mediano plazo. Incluso con cierta demora en la siembra, el país vecino mantiene una expectativa de 177,6 millones de toneladas, un volumen que ya inclina la balanza comercial de la región.

Para Argentina, esto significa competir contra un proveedor que no solo tiene escala, sino también costos logísticos y fiscales más competitivos. La brecha cambiaria, las retenciones y los márgenes ajustados de la industria local dificultan aprovechar los rebotes de precio generados por factores puntuales como la firmeza de la harina. Si bien el mercado interno muestra dinamismo en la comercialización de soja vieja, la nueva cosecha exige una baja de derechos de exportación para convalidar los valores que pide el productor.

Lotes de maíz en desarrollo: uno de los granos que impulsa la demanda global y presiona la oferta argentina.
Lotes de maíz en desarrollo: uno de los granos que impulsa la demanda global y presiona la oferta argentina.

En maíz, el escenario internacional luce más prometedor. Las ventas diarias de EE.UU. superaron los 4,8 millones de toneladas, reflejando una demanda firme y precios atractivos. China, además, habilitó plantas para importar DDG y sorgo, lo que reacomoda parte del flujo de alimentos balanceados. Pero, una vez más, Brasil no se queda atrás: proyecta 138,8 millones de toneladas, con una industria del etanol que sigue expandiéndose y sumando derivados exportables.

Argentina enfrenta el desafío de una comercialización todavía lenta, apenas 54% a precio contra 67% promedio, y exportaciones que difícilmente alcancen las previsiones iniciales. Aun así, los 180 USD/tn del maíz nuevo despertaron el interés vendedor, aunque sin generar una ola masiva de fijaciones por la volatilidad del mercado.

Vista aérea de la cosecha de trigo: avances dispares y preocupación por la calidad en la campaña.
Vista aérea de la cosecha de trigo: avances dispares y preocupación por la calidad en la campaña.

En trigo, la película tiene otro matiz. Rusia sigue marcando el paso en volumen, pero sus precios vienen en alza y su próxima cosecha podría ser menor. Eso abre una ventana para el Mercosur, pero con condiciones: la calidad argentina preocupa, con peso hectolítrico y proteína por debajo de lo habitual. El lineup en puertos es récord para la época, pero la logística será clave para evitar cuellos de botella.

La nueva campaña local podría superar los 24 millones de toneladas, aunque segmentada entre lotes de calidad exportable y otros que se quedarán para la industria interna. En un mercado global que hoy premia la calidad -y en el que Argelia y Egipto siguen licitando-, Argentina necesitará consistencia y certificación, especialmente con la presión creciente por trazabilidad y estándares ambientales.

En definitiva, el comercio agrícola de la región vive un reacomodamiento profundo: China migra hacia relaciones estratégicas con Brasil, EE.UU. intenta recuperar volumen tras el parate administrativo, y Argentina se mueve entre oportunidades y limitaciones estructurales. La región seguirá siendo la gran proveedora de alimentos del mundo, pero la pregunta es qué lugar ocupará cada país en ese reparto.

China y Brasil consolidan su alianza granaria, un eje que redefine el comercio agrícola sudamericano.
China y Brasil consolidan su alianza granaria, un eje que redefine el comercio agrícola sudamericano.

 

Para nuestro país, la clave estará en recuperar competitividad, ajustar las políticas que condicionan la exportación y sostener inversiones en tecnología y logística. El mercado global está cambiando rápido, y la Argentina, con su potencial intacto, necesitará decisiones igual de rápidas si quiere mantenerse en la mesa de los grandes jugadores.

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