Inundaciones sin freno: 6 millones de hectáreas bajo agua y crece la pelea por el Plan del Salado

La crisis hídrica en el centro y oeste bonaerense vuelve a encender alarmas: según un nuevo informe de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), cerca de seis millones de hectáreas están afectadas por el exceso de agua y aproximadamente dos millones continúan directamente bajo el agua. En este escenario, el conflicto político por el avance del Plan Maestro del Río Salado suma tensión y amenaza con pérdidas millonarias para la campaña agrícola 2026.

Desde la entidad rural advirtieron que unas 4 millones de hectáreas, si bien no presentan agua en superficie, no están en condiciones de ser trabajadas. “Son hectáreas que quedaron fuera de producción”, alertaron. Esto complica el tramo final de la ventana de siembra de los cultivos gruesos —soja y maíz—, claves para las exportaciones argentinas.

CARBAP estimó que más de 1,5 millón de hectáreas agrícolas enfrentan un riesgo extremo de quedar improductivas. “Si esa superficie se sembrara con una relación de 60% soja y 40% maíz, están en juego unos 2.000 millones de dólares para 2026”, señalaron.

El secretario de CARBAP, Pablo Ginestet, explicó que la inundación golpeó en todos los frentes: “Parte de la soja que debía cosecharse entre abril y mayo se perdió. El trigo directamente no pudo sembrarse. Y hoy está en duda cuánto maíz de primera podrá implantarse”.

Obras demoradas, caminos destruidos y reclamo múltiple

El reclamo rural apunta a los tres niveles del Estado. A los intendentes, por el deterioro de la red vial rural, que quedó reducida a verdaderos barriales. Aunque maquinaria de Nación y Provincia trabaja en apoyo de los municipios, los productores aseguran que no alcanza.

La queja más fuerte llega por el estancamiento del Plan Maestro del Río Salado, una obra estratégica que atraviesa 531 kilómetros y más de 50 municipios. Tras más de 20 años de trabajos, apenas se completó el 40% del proyecto. El tramo IV, el más extenso (212 kilómetros), quedó en el centro de la disputa entre Nación y Provincia.

CARBAP cuestionó duramente a la gestión de Axel Kicillof: “Estas obras deberían haber estado finalizadas hace diez años. El avance actual es insuficiente y constituye una responsabilidad indelegable de la Provincia”. Aseguraron que la falta de infraestructura agrava los daños productivos y sociales.

En paralelo, criticaron a Nación por el freno en la financiación del dragado, pese a que “solo en esta región recauda más de 1.000 millones de dólares anuales en retenciones y administra un Fondo Hídrico destinado justamente a obras como el Plan del Salado”.

Por qué el Salado es clave

Las inundaciones no responden únicamente al clima. Según Ginestet, la falta de obras estructurales acentúa el impacto: “Llovió mucho en toda la cuenca, pero si no hay infraestructura adecuada, el agua no tiene por dónde escurrir”.

El ingeniero hidráulico Claudio Velazco sumó otra explicación: la provincia es una llanura y el agua circula lentamente. Sin canales y dragados adecuados, los anegamientos se prolongan por semanas o meses.

La magnitud del proyecto del Salado lo posiciona entre las obras hidráulicas más grandes del mundo: cuando se complete, se habrán removido más de 219 millones de metros cúbicos de tierra, superando incluso los volúmenes movilizados en los trabajos del Canal de Panamá y el Canal de Suez.

La geografía bonaerense hace el desafío aún mayor: al no tener pendientes, el agua queda retenida en superficie si no existe un sistema de drenaje diseñado para conducirla. Ese es justamente el vacío que productores y especialistas reclaman llenar.

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