Atrasos en la siembra y 1 millón de hectáreas pendientes: el reloj aprieta para la soja de primera

La siembra de soja avanza con demoras históricas: lluvias cada 3 o 4 días, planchado de lotes, riesgo de resembrar y una ventana óptima que se cierra. Al mismo tiempo, el trigo en campo alquilado muestra márgenes positivos recién arriba de los 50 qq/ha.

La región núcleo atraviesa una de las campañas más desafiantes de los últimos años. La siembra de soja de primera llegó apenas al 70%, quedando 1 millón de hectáreas pendientes en plena recta final de la ventana óptima, que se extiende hasta el 20 de noviembre. El retraso preocupa: son 25 p.p. menos que el año pasado y 18 por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Un atraso que ya se siente en la logística, en la planificación agronómica y en el humor del productor.

Las lluvias -frecuentes, intensas y desparejas- se volvieron el nuevo enemigo. «Cada 3 o 4 días estamos obligados a frenar todo. Sembrás, el cultivo necesita una semana para emerger, pero en el medio te caen 40 mm y quedás sin saber si el lote va a nacer o si hay que resembrar«, advierten desde Aldao, en el centro-sur santafesino. Ese «planchado«, la compactación superficial provocada por las tormentas, dejó a muchos mirando el pronóstico con angustia: un nuevo frente amenaza con dejar 600.000 ha al borde de salir de la ventana ideal.

Atrasos en la siembra y 1 millón de hectáreas pendientes: el reloj aprieta para la soja de primera

La heterogeneidad es extrema. En el sur y centro-sur de Santa Fe, zonas como Carlos Pellegrini y Bigand ya implantaron entre el 80% y el 90%, y podrían completar a tiempo. En Marcos Juárez también queda poco por sembrar. Pero hacia el NE bonaerense, en lugares como San Pedro, el avance no supera el 15%, mientras que en el sur de Junín siguen muy atrasados. En contraste, en el noroeste bonaerense -por ejemplo en General Pinto– el viento y las altas temperaturas permiten que el suelo se oree rápido y las labores retomen agilidad.

La última tormenta complicó aún más la situación. Sectores de Junín quedaron con nacimientos comprometidos por exceso hídrico; en San Pedro aparecieron lotes «planchados» que ponen en duda la continuidad; y en Corral de Bustos varios cuadros deberán resembrarse por daños en emergencias. En la zona este de General Pinto, una manga de granizo dejó daños severos: entre 50% y 70% en maíz, trigo y girasol. Un golpe fuerte, aunque focalizado.

Trigo: números finos y márgenes que solo cierran con rindes altos

Mientras la soja pelea contra el clima, el trigo empieza a mostrar sus primeros números. En la región núcleo, donde el 70% de las hectáreas se trabaja bajo alquiler, la rentabilidad exige rindes muy altos. En campo alquilado, con un precio a cosecha de 18,3 u$s/qq, el punto de equilibrio aparece recién cerca de los 50 qq/ha… y la ganancia clara se ve solo arriba de 60 qq/ha, donde el margen llega a 75 u$s/ha.

Con 40 qq/ha, la pérdida es de -158 u$s/ha, y con 50 qq/ha, todavía queda en -29 u$s/ha. La campaña actual fue excepcional en clima y rindes, pero difícilmente repetible, advierten los técnicos. Un salto de 20 qq/ha cambia por completo el resultado económico: en campo propio, pasar de 40 a 60 qq/ha lleva el margen de 59 a 252 u$s/ha, más de cuatro veces.

Atrasos en la siembra y 1 millón de hectáreas pendientes: el reloj aprieta para la soja de primera

Las razones de los márgenes más ajustados respecto al año pasado están claras: el precio del trigo cayó frente a 2024. Hoy cotiza cerca de 183 u$s/tn, frente a los 192 u$s/tn del año previo, empujado por un mundo con stock holgados y una campaña 2025/26 que apunta a récord, entre 816 y 818 millones de toneladas según USDA e IGC.

A esto se suma un factor que inquieta a muchos: la proteína. En varias zonas alertan que puede haber descuentos importantes. En Aldao diferencian dos realidades: planteos con fertilización mínima que rinden bien pero con baja proteína, y otros más intensivos, con refertilización en macollaje, que sí logran valores aceptables. En General Pinto, temen por lotes con fertilización tradicional -toda a la siembra- que, con tanta lluvia, vieron gran parte del nitrógeno lavado, sumando dudas sobre la calidad final. Incluso en algunos sectores hubo señales de fusariosis, otro posible factor de castigo en precio.

Un cierre con clima incierto y decisiones al límite

La combinación de atraso en soja, lotes con necesidad de resembrar, y un trigo que solo deja margen con rindes muy por encima del promedio, dibuja un cierre de noviembre tenso para la región núcleo. Si las lluvias siguen interrumpiendo cada tres o cuatro días, la gran pregunta es si ese millón de hectáreas de soja podrá entrar a tiempo… y en qué condiciones lo hará.

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