A casi dos meses del anuncio oficial, el Consejo Asesor del Plan Maestro denuncia que solo un subtramo está en obra y que la falta de pagos frena la liberación del principal cuello de botella de la cuenca. Reclaman transparencia y reactivación total.
A casi dos meses del anuncio nacional que prometía la reanudación de las obras del río Salado, el Consejo Asesor del Plan Maestro volvió a encender las alarmas: la reactivación es, según afirman, solo parcial y abarca uno de los tres subtramos que integran el tramo IV.2, los 30 kilómetros clave entre Ernestina y la ruta nacional 205. Se trata del sector más crítico de toda la cuenca y el punto donde el agua se detiene y retrocede sobre los campos, afectando a productores de Roque Pérez, 25 de Mayo, Lobos y Navarro.
Aunque más de 400 kilómetros del Salado ya fueron dragados, estos 30 siguen siendo el «tapón» que impide que el sistema funcione. Hoy, remarcan, solo dos dragas trabajan en una de las tres secciones de 10 kilómetros cada una, lo que vuelve imposible cumplir con el plazo oficial de un año. Los otros dos segmentos, aseguran, permanecen totalmente paralizados.

«Valoramos la reanudación, pero es una reactivación parcial. Hay solo dos dragas trabajando en un subtramo y eso no alcanza. Nuestro reclamo no es un capricho, es un acto de responsabilidad«, señaló Alberto Larrañaga, presidente del Consejo Asesor, integrado por Coninagro, FAA, SRA, Carbap y la UIA. Para el organismo, la falta de avance simultáneo en los tres frentes «afecta gravemente» a las zonas productivas y condena a numerosos productores a estar anegados mientras persista el cuello de botella.
La preocupación no solo pasa por el ritmo de obra, sino también por la falta de pagos a las contratistas, que según relatan los propios operarios, explica la parálisis. Larrañaga lo corroboró: «En cada reunión lo planteamos: hay que habilitar los tres subtramos del IV.2 y resolver la deuda con las empresas. Todavía no hubo definiciones«. En paralelo, evalúan retomar los reclamos itinerantes por las localidades de la cuenca e incluso medidas gremiales por entidad.

Otro aspecto que genera malestar es la «falta de transparencia» en el manejo del Fideicomiso de Infraestructura Hídrica (Fondo Hídrico Nacional). El Consejo reclama una página oficial con información pública y actualizada. Según sus cálculos, el fondo acumula más de $190.000 millones, recursos que permanecen inmovilizados mientras las contratistas arrastran deudas que equivalen a menos del 20% de ese monto. «Es inexplicable e inaceptable«, afirmó Larrañaga, recordando además que el fondo proviene de un gravamen sobre los combustibles: «La prevención de inundaciones fortalece el equilibrio fiscal«, señaló.
En el territorio, la lectura es aún más cruda. Ignacio Iturriaga, productor de la zona y con su campo ubicado sobre uno de los tramos sin dragar, lo resume sin vueltas: «Sigue todo igual«. Sostiene que la reactivación parcial no modifica nada porque el sector donde se retomaron los trabajos «es el que menos ayuda a evacuar el agua«. El punto clave, explica, es la salida del puente 205, que permanece sin intervención real.

Iturriaga estima que en su campo «quedan 2000 y pico de metros sin dragar» y que aguas abajo faltan «entre cinco y siete kilómetros» más, el tramo que permitiría liberar de verdad la salida del agua. Mientras tanto, la obra está totalmente frenada. «Todas las semanas escucho lo mismo de los técnicos: ‘Hasta que no paguen, no arrancamos’«, relata.
Para los productores, la conclusión es clara: sin reactivación plena y simultánea de los tres subtramos, el Salado seguirá operando como un sistema truncado, con miles de hectáreas dependiendo de una obra que, aun anunciada, no termina de arrancar donde más se necesita.

