Girasol y aves: un manejo anticipado para evitar pérdidas en el tramo final del cultivo

Técnicos del INTA Reconquista insisten en planificar desde la siembra para reducir el impacto de palomas y cotorras en los capítulos maduros.

En el norte santafesino, el girasol convive desde hace décadas con un desafío persistente: el impacto de palomas y cotorras que se alimentan de los capítulos maduros y pueden generar pérdidas significativas en la última etapa del cultivo. Frente a este escenario, un equipo del INTA Reconquista propone un enfoque integral que combina planificaciónselección de híbridos y secado anticipado, una estrategia que -según los especialistas- permite minimizar daños y acortar la ventana de exposición en el periodo más crítico.

La clave, remarcan los técnicos, es no esperar a que aparezcan los primeros daños para tomar decisiones. «Las medidas deben integrarse desde el inicio de la campaña, porque la presión de aves condiciona todo el manejo posterior», señala Gonzalo Scarpin, técnico del INTA y referente regional. Los estudios muestran que el impacto varía no solo entre campañas, sino dentro de un mismo lote o entre zonas muy próximas, una irregularidad que dificulta cualquier pronóstico pero confirma la necesidad de anticiparse y planificar.

En áreas de alta presión, el objetivo inicial es proteger el cultivo desde el comienzo, lo que implica elegir híbridos adecuados, ajustar densidad de siembra y trabajar para lograr capítulos más compactos. En zonas de menor presión, el productor cuenta con mayor margen para priorizar el potencial de rendimiento, aunque la situación cambia cuando el cultivo entra en estados reproductivos avanzados. Allí aparece el secado anticipado como herramienta determinante para reducir el daño.

«Cuando comienzan los ataques, el tiempo es el factor central. Cada día extra en el lote amplifica el impacto. Ganar tiempo es fundamental«, enfatiza Scarpin. Ensayos zonales del INTA muestran que la aplicación oportuna de desecantes puede adelantar la cosecha entre 17 y 24 días, dependiendo de la fecha de siembra. En siembras óptimas, el momento ideal se ubica cerca de los 38 días después de floración, con un 34 % de humedad del grano; en siembras tardías, el umbral sube al 53 % de humedad, alrededor de los 28 días posteriores a floración, permitiendo adelantos de hasta 24 días.

Girasol y aves: un manejo anticipado para evitar pérdidas en el tramo final del cultivo

Según explica Daniela Vitti, especialista en manejo del cultivo, estos adelantos no afectan la calidad industrial del grano. «La cosecha anticipada no modifica el porcentaje de aceite, porque su síntesis se completa antes del fin del llenado», aclara. Ensayos previos también indican que determinados insumos químicos -siempre registrados por el Senasa y aplicados respetando los períodos de carencia– ofrecen los resultados más consistentes para homogeneizar el lote y acelerar la madurez.

Más allá de las herramientas puntuales, Scarpin destaca la importancia de comprender el fenómeno en un marco sistémico. «El daño por aves forma parte del sistema agrícola. No se resuelve solo en el momento final del cultivo. Hay que integrarlo a la rotación, a la elección del cultivar y a cada decisión que se toma durante la campaña», sostiene.

 

La recomendación final es clara y directa: el manejo integral y anticipado es hoy la estrategia más eficaz para disminuir pérdidas y sostener la productividad del girasol en una región donde la presión de aves seguirá siendo un desafío permanente.

Agrolatam.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *