La exportación de carne vacuna alcanzó un récord histórico de ingresos en 2025, impulsada por la fuerte recuperación de los precios internacionales. Sin embargo, la suba del valor de la hacienda y la menor faena tensionan la rentabilidad de los frigoríficos y abren un escenario desafiante para 2026.
La carne vacuna argentina volvió a mostrar su peso en el comercio exterior. Entre enero y noviembre de 2025, las exportaciones del sector generaron US$ 3.531,3 millones, el mayor ingreso de divisas registrado para ese período, según el último informe del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC). El salto fue del 27,7% interanual, frente a los US$ 2.884 millones del mismo lapso de 2024, y también superó el récord previo de 2022.
El dato sobresale por un contraste clave: se exportó menos volumen, pero a mejores precios. En los primeros once meses del año, la Argentina embarcó 654.800 toneladas peso producto, un 7,9% menos que en igual período de 2024. La explicación estuvo en la recuperación de los valores internacionales, que permitió compensar la caída en toneladas y empujar la facturación a niveles históricos.
Noviembre fue un mes ilustrativo de esa dinámica. Las ventas externas alcanzaron 64.500 toneladas, con una baja del 5,4% mensual y del 4,9% interanual, pero el valor generado trepó a US$ 365,6 millones, un 36,6% más que en noviembre del año pasado. «Menos volumen, pero más dólares«, sintetizó el ABC.
Si se amplía la mirada a los últimos doce meses -de diciembre de 2024 a noviembre de 2025-, las exportaciones totalizaron 713.800 toneladas, por un valor de US$ 3.795 millones, confirmando el cambio de ciclo para el negocio exportador.
Uno de los datos más relevantes del informe fue la evolución del precio promedio de exportación, que en noviembre alcanzó los US$ 5.670 por tonelada, con una suba del 43,6% interanual. Si bien el valor aún se mantiene por debajo de los máximos históricos de abril de 2022, desde el ABC remarcaron que la recuperación se consolidó desde mediados del segundo trimestre de 2025.
Sin embargo, el récord exportador convive con fuertes tensiones puertas adentro de la industria frigorífica. El aumento del precio de la materia prima, en un contexto de menor stock vacuno, impactó de lleno en los márgenes. En las últimas semanas, varias plantas redujeron el ritmo de faena e incluso adelantaron vacaciones.
Para el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), Daniel Urcía, el fuerte ingreso de divisas no se tradujo en rentabilidad. «El precio de la hacienda tuvo una suba que supera lo que hoy convalida el mercado internacional«, advirtió, y anticipó un 2026 muy complicado para la industria por la escasez de hacienda y un stock ajustado que pone un piso alto a los precios.
Desde la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) también encendieron luces amarillas. En noviembre se registró una fuerte retracción de la actividad, con una faena de 1,047 millones de cabezas, un 7,1% menos que en octubre. En el acumulado anual, la faena cayó 1,9%, y el nivel de sacrificio de hembras sigue por encima del umbral que permite sostener el stock.
El trasfondo es estructural. Según Ciccra, de las 12,5 millones de cabezas perdidas entre 2007 y 2009, apenas se recuperó entre 5% y 7%. En ese contexto, el precio del ganado en pie se convirtió en el principal factor de presión: entre junio y noviembre, subió 51,6% nominal y 35,1% real, el nivel más alto de los últimos 15 años.
Hacia adelante, el escenario combina oportunidades y riesgos. Un informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) proyectó que en 2026 la Argentina podría incrementar sus exportaciones un 6,6% y superar las 800.000 toneladas, en un contexto de menor oferta global. Brasil, Australia, Estados Unidos y la Unión Europea mostrarían caídas productivas, lo que abriría una ventana para la carne argentina.
«La menor oferta mundial mejora las chances de colocar el producto argentino«, explicó Paloma Fontana, analista de AZ-Group, al señalar que el USDA prevé una caída del 1,5% en la producción global de carne vacuna en 2026.
afío será sostener la competitividad sin romper el delicado equilibrio entre precio al productor y rentabilidad industrial. Con más dólares ingresando pero costos en alza, la carne vacuna volvió a demostrar su potencial exportador, aunque también dejó en claro que los récords no siempre se traducen en alivio para toda la cadena.