Brasil decidió extender hasta 2026 la investigación por presunto dumping contra la leche en polvo argentina, en un contexto de precios internacionales en baja y presión de los productores brasileños, lo que vuelve a tensionar el comercio lácteo regional.
El comercio de lácteos entre la Argentina y Brasil volvió a entrar en una zona de turbulencias. Tras una resolución intermedia que en agosto había sido leída como favorable para nuestro país, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva resolvió continuar la investigación de defensa comercial por presunto dumping en las exportaciones de leche en polvo provenientes de la Argentina y Uruguay. El proceso, impulsado por la Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil, se extenderá al menos hasta mediados de 2026.
La decisión fue adoptada por el Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil, que retomó el expediente iniciado formalmente en diciembre de 2024 bajo el Decreto 8058/2013, con el objetivo de determinar si las ventas externas se realizaron a precios de dumping y si causaron daño efectivo a la industria láctea brasileña. El telón de fondo político no es menor: la medida se da en plena reconfiguración del vínculo bilateral entre Brasil y la Argentina, ahora encabezada por Javier Milei, con el Mercosur como marco permanente de negociación y fricción.

La investigación alcanza a empresas de peso en el comercio regional. Por el lado argentino están involucradas Mastellone, Las Tres Niñas, Noal SA y Gloria Argentina SA, mientras que desde Uruguay figuran Conaprole, Estancias del Lago SRL y Alimentos Fray Bentos. En agosto, una decisión administrativa -no judicial- había generado alivio en la industria, ya que Brasil resolvió no aplicar derechos antidumping provisorios al considerar que no podía afirmarse que las importaciones hubieran causado perjuicio a los productores locales. Sin embargo, ese escenario volvió a cambiar.
Con la Circular 94, publicada el 4 de diciembre, el gobierno brasileño estableció un nuevo cronograma que mantiene abierta la investigación y estira los plazos del proceso. Según el calendario oficial, la etapa probatoria cerrará en febrero, la nota técnica se conocerá a fines de marzo y el dictamen final del Departamento de Defensa Comercial (Decom) se espera para mayo de 2026.
El conflicto no es menor si se tiene en cuenta que Brasil es el principal destino de los lácteos argentinos. De acuerdo con datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en 2024 la Argentina exportó al mercado brasileño 178.268 toneladas de productos lácteos por US$712,4 millones. En lo que va de 2025, hasta octubre, las ventas sumaron 143.491 toneladas por US$595 millones y, pese a la fuerte caída de precios registrada en noviembre y diciembre, el año cerraría levemente por encima del anterior.

Para Jorge Giraudo, director ejecutivo del OCLA, la relación comercial con Brasil es «muy simple y bastante compleja» al mismo tiempo. «Entre el 40% y 45% del valor total de las exportaciones lácteas argentinas tienen como destino Brasil», explicó. Según detalló, el país vecino presenta un déficit estructural de producción para abastecer su mercado interno y una oferta altamente estacional, lo que genera períodos de exceso y de faltantes.
A ese escenario se suma un contexto internacional adverso. «En mayo, la leche en polvo cotizaba alrededor de US$4300 en el Global Dairy Trade, y hoy ronda los US$3100«, señaló Giraudo. Con precios en baja, se reactiva un patrón recurrente: la presión política de los productores primarios brasileños para frenar importaciones. En Brasil, el precio al productor se ubica entre 40 y más de 50 centavos de dólar por litro, mientras que en la Argentina ronda los 30 a 40 centavos, una brecha que alimenta las denuncias por dumping.
Además, el especialista describió una estructura productiva muy heterogénea, con grandes tambos competitivos y miles de pequeñas fincas de subsistencia, con fuerte influencia política a nivel municipal, estadual y nacional. Ese entramado explica por qué, cada vez que el precio interno cae por debajo de los costos, resurgen pedidos de cierres de importaciones, cupos o restricciones, pese a la ventaja que representa para la Argentina y Uruguay el arancel externo común del Mercosur, del 28%.
Mientras la investigación sigue su curso y por ahora no se aplicaron aranceles adicionales, el tema generó malestar en el Gobierno argentino, aunque fuentes oficiales evitaron hacer comentarios. Para la cadena láctea, la señal es clara: la dependencia del mercado brasileño sigue siendo una fortaleza clave, pero también una vulnerabilidad estructural. En un escenario de precios internacionales deprimidos, presión interna en Brasil y tensiones políticas, la causa por dumping vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de reglas previsibles y una estrategia exportadora más diversificada para el agro argentino.

