Marco general de la problemática de malezas
Las malezas en la historia reciente fueron un factor reductor de rendimiento, las cuales conceptualmente se controlaron mecánica y químicamente; con el advenimiento y la masificación de la siembra directa el control quedo manos únicamente de la acción química. Luego de la aparición de las malezas resistentes a mediados de los ‘90, las mismas pasaron a ser en cierta medida limitantes en el rendimiento, ya que comenzaron a incidir en la fecha de siembra de los cultivos, los espaciamientos entre surcos, y hasta incluso, en la decisión de no realizar un cultivo en un lote por la presencia de una determinada maleza de difícil control o con resistencia a los herbicidas habituales. La mayor parte de nuestro sistema productivo se encuentra bajo arrendamiento, cuyo valor se ha ido incrementando y con un cambio en la característica de los actores que intervienen en el negocio, tanto del lado del arrendador como del arrendatario. Durante mucho tiempo se perdió diversidad e intensidad de cultivos en la rotación, se han acortado los plazos de arrendamiento y el momento de entrega de los lotes, lo cual atenta contra el manejo de malezas que requiere previsión y planificación, para actuar en forma preventiva que es el método más eficaz, y de menor costo económico y ambiental.