
Las producciones del norte argentino sufren una elevada presión impositiva por la gran cantidad de tributos nacionales, provinciales y comunales. Los dos más importantes son las retenciones y el impuesto a las ganancias. Haciendo soja en el norte argentino en campo propio, el peso de todos los impuestos actuales equivale a pagar un único Impuesto a las Ganancias del 78%, una cifra realmente importante. La torta que genera un campo norteño de 300 ha se reparte así: 40% lo perciben los Gobiernos, 48% a los costos de implantación y el 12% restante le queda al productor. Las cifras lucen desproporcionadas en perjuicio para el productor.