Según cálculos realizados por técnicos de Iapuco e INTA.
A partir de marzo pasado los únicos integrantes de la cadena láctea que cuentan con una rentabilidad positiva son las grandes compañías lácteas, mientras que las Pymes y los tamberos comenzaron a perder dinero.
El “valor de referencia de demanda” en marzo de este año –último dato disponible– de grandes empresas lácteas (fundamentalmente las que integran el CIL) fue de 6,36 $/litro versus un “valor pizarra” promedio recibido por el tambero de 6,02 $/litro, según cálculos realizados por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos (Iapuco) en conjunto con el INTA.
Sin embargo, en el caso de Pymes lácteas (que operan con distribución regional y están integradas mayormente en Apymel), el valor de referencia en marzo pasado fue de 5,40 $/litro, es decir, se ubicó por debajo del precio promedio liquidado a productores lecheros.
El “valor de referencia de demanda” expresa la capacidad de pago por litro de leche cruda por parte de las industrias en condiciones normales de operación y para una situación de “nivelación” en los resultados de la empresa, es decir, sin margen de renta alguno (o renta cero).
El análisis de Iapuco-INTA muestra que las grandes empresas lácteas tienen un “precio de indiferencia” de la leche superior a los valores de mercado liquidados a los tamberos desde abril de 2017 a la fecha, mientras que las Pymes desde agosto del año pasado no logran cubrir los costos de producción en el modelo estudiado (que incluye, vale aclarar, el pago de todas las cargas impositivas vigentes).
En el ámbito productivo los modelos de Iapuco-INTA muestran que los tambos bonaerenses –los de mayor escala– registraron en marzo de este año un costo de producción prácticamente equivalente al valor promedio recibido por la leche, mientras que las empresas lecheras de referencia del resto de las provincias siguieron perdiendo cantidades creciente de dinero con costos que, en el caso de Santa Fe y Córdoba, se ubicaron en marzo en 6,99 y 6,94 $/litro respectivamente.
La producción lechera argentina, además de afrontar nuevamente una crisis de precios, debe padecer golpes climáticos recurrentes, tales como una sequía en el verano (que destruyó buena parte de los recursos forrajeros) seguida por excesos hídricos durante el otoño (que dificulta el confort de las vacas de tambos pastoriles y dificulta el transporte de leche de los campos hacia las industrias).
Fuente: Valor Soja