El INTA alerta por posibilidad de ocurrencia de casos de hipomagnesemia.

Si bien no es la época de mayor riesgo, las últimas semanas de lluvias abundantes post sequía podría desencadenar la aparición de casos de esta patología

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), lanzó un alerta en los últimos días por la posibilidad de ocurrencia de casos de hipomagnesemia para el ganado Bovino. Si bien aclara que no nos encontramos en la época de mayor riesgo, ya que los vientres en general no se encuentran en un estado fisiológico complicado como sería previo al parto o en posparto, las condiciones meteorológicas registradas durante las últimas semanas de lluvias abundantes post sequía con alta humedad relativa y cobertura nubosa, asociada a temperaturas elevadas para la época del año, podría desencadenar la aparición de casos de esta patología.

Al respecto y aprovechando el llamado de atención desde la institución nos parece adecuado recordar las características de esta enfermedad y lo importante a la hora de prevenirla.

Según la información que pone a disposición el INTA, la hipomagnesemia es la principal causa de muerte para la categoría de vacas según las estadísticas oficiales.

La hipomagnesemia es un desorden metabólico de los rumiantes, que ocurre en regiones templadas, con clima frío y húmedo y en sistemas de producción que basan la alimentación del ganado en el pasto, la misma posee un índice de mortandad del 4 al 5% en los rodeos afectados.

Es una enfermedad de la producción, ya que afecta a vacas que están gestando o con un ternero al pie. Estos son momentos críticos para la demanda de magnesio, y como el animal no tiene capacidad para movilizarlo de sus reservas de hueso, es necesario suministrarlo todos los días con la dieta.

Para prevenir, puede ponerse a disposición del animal sales de magnesio en bateas con tenores que no superen el 8%, por la pérdida de palatabilidad, y un suplemento de fibra, ya sea fardos o rollos. También óxido de magnesio mezclado con maíz o afrechillo en comederos y también bloques magnesiados en el agua de bebida. En el último tiempo también se han realizado pruebas exitosas utilizando fertilizantes foliares con magnesio pulverizados sobre el recurso forrajero en pie que se le ofrece al ganado.

Como medidas de manejo, hay que tener en cuenta que el animal no debe llegar con exceso de peso al momento de la parición y contar con reservas forrajeras o diferimientos de pasturas que permitan cubrir la demanda nutricional de los animales al inicio de la lactancia.

Los síntomas clínicos observados en los rumiantes son: agresividad, marcha tambaleante, temblor muscular, postración, convulsiones y muerte. Para poder realizar un diagnóstico de laboratorio, se deberán muestrear animales con y sin síntomas (8 a 10 de cada grupo). Es importante también obtener muestras del pasto que consumen los animales, para poder determinar el contenido de Mg y el potencial tetanizante del mismo.

Recomendaciones para poner en práctica ante una situación de hipomagnesemia:

  • Aumentar la frecuencia de recorridas en el período de riesgo con el objetivo de detectar tempranamente los animales caídos o con signos y poder tratarlos a tiempo.
  • Como único tratamiento para estos animales se recomienda el suministro de una fuente energética (concentrado de maíz, acompañado de compuestos precursores de la neoglucogenesis o glucosa por vía parenteral) y una fuente de Mg inyectable.
  • Cambiar a los animales de potrero si es posible. De lo contrario suplementar con sales de magnesio por vía oral.
  • También se debe asegurar una adecuada hidratación del animal.
 
 

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