Cebada en Paraná: evaluación de cultivares 2017

En la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA se evaluó el comportamiento productivo de cultivares de cebada en el ciclo agrícola 2017.

La cebada para producción de granos es un cultivo que en los últimos 10 años viene ganando un lugar como alternativa al cultivo de trigo, permitiendo incrementar y diversificar la producción invernal en la zona pampeana norte (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos), donde el ambiente se caracteriza principalmente por mayores temperaturas y lluvias (especialmente Santa Fe y Entre Ríos) respecto a su zona núcleo de producción (Buenos Aires y La Pampa). Los granos de cebada se pueden destinar a la industria para la elaboración de malta como insumo de las cervecerías. Este uso exige que cumpla con las siguientes exigencias de calidad: contenido de proteína entre 9,5 y 13 % y calibre 1ª calidad (sobre zaranda de 2,5 mm), mínimo de 85 %, entre otros. El cumplimiento de estas exigencias permitirá lograr un precio diferencial. Otra opción es su utilización y/o comercialización como grano forrajero. La consolidación de la exportación de grano forrajero, especialmente por la firme demanda de países árabes, permitió que desde el año 2010 el mercado forrajero se mantenga con cierta estabilidad. Los ensayos comparativos que se repiten anualmente son una buena herramienta para detectar la respuesta que presenta cada cultivar ante las condiciones ambientales de la campaña e identificar aquellas que logran producciones superiores.

 

El ensayo

Con la finalidad de evaluar y comparar la adaptación y el comportamiento productivo de los cultivares comerciales disponibles, se evaluaron en 2017 en la EEA Paraná 14 cultivares comerciales de cebada cervecera, se testearon 13 líneas (posiblemente futuras variedades comerciales) de diferentes programas de mejoramiento y 2 variedades de trigo a modo de referencias conocidas para comparación. La siembra se realizó el 21 de junio en un suelo molisol, en directa sobre rastrojo de soja. Se realizó un manejo tradicional de control de malezas con glifosato, dicamba y metsulfurón metil y se fertilizó para evitar limitantes nutricionales con 200 kg/ha de fosfato diamónico al voleo previo a la siembra y 200 kg/ha de urea hacia fin de macollaje. El control sanitario se realizó con curasemilla Sistiva, que combina la acción fungicida de una carboxamida con la de un triazol y en postemergencia con Orquesta Ultra, triple mezcla de fungicidas en la que se combina una estrobilurina, un triazol y una carboxamida. Se evaluó la producción de grano en todos los cultivares y líneas experimentales y la calidad comercial cervecera (calibre y proteína) en 9 cultivares de cebada.

El clima

El perfil de suelo a la siembra se encontraba bien cargado por las lluvias ocurridas en los meses previos a la siembra. Durante el ciclo del cultivo (junio a noviembre) las lluvias sumaron 388 mm con una alta frecuencia de las mismas (Fig. 2), principalmente a partir de agosto, lo que favoreció la ocurrencia de condiciones ambientales predisponentes para las enfermedades fúngicas.

En septiembre se registró una disminución en la radiación solar incidente promedio de 11% y un incremento de la temperatura media de 1,3 ºC, en comparación con los valores históricos. La combinación de estas variables determinó una disminución en el cociente fototermal de 15,2% para el periodo antes mencionado. El cociente fototermal está directamente asociado al rendimiento potencialmente lograble.

Los resultados

El periodo crítico para la definición del rendimiento de los cultivares de cebada evaluados se ubicó en el mes de septiembre, ya que la espigazón de los cultivares ocurrió entre el 17 y el 30 de septiembre (26 de septiembre en promedio). Los cultivares comerciales de cebada presentaron una longitud promedio del periodo emergencia – espigazón de 88 días, con un mínimo de 79 y un máximo de 92 días (Tabla 1), mientras que los trigos presentaron una longitud de 87 días (MS 415) y 98 días (BioINTA 3006).

El rendimiento máximo fue de 4931 kg/ha con el cultivar Danielle, el cual junto a Jenifer, MP1012, Traveler, Aliciana y Scrabble mostraron los rendimientos más altos, sin diferencias estadísticas significativas entre ellos (Tabla 1).

La reducción del cociente fototermal ocurrida en septiembre explicaría, en cierta medida, la reducción en los rendimientos en comparación con el año precedente, donde el promedio de los cultivares evaluados fue de 5719 kg/ha.

Con relación a la calidad comercial (calibre y proteína), solo 4 cultivares lograron calibre dentro del estándar (1º calidad). El contenido de proteína fue en general alto y 4 cultivares superaron el límite de 13% establecido por la norma.

Las líneas experimentales (datos no mostrados) presentaron un rendimiento promedio de 4124 kg/ha (43 kg menos que el promedio de las variedades comerciales). Se debe destacar que 8 de las 13 líneas presentaron rendimientos superiores a la media general y el rendimiento máximo del ensayo (4954 kg/ha) se obtuvo con una de las líneas. Estos son datos promisorios, pensando en su futura inscripción como cultivares comerciales, ya que demuestra la existencia de material genético superior a los actualmente disponibles.

Consideraciones finales

En un año donde el rendimiento potencial de los cultivos de invierno como trigo y cebada se vio comprometido por baja radiación y altas temperaturas durante el periodo crítico, el rendimiento de los cultivares de cebada evaluados superó los 4000 kg/ha de promedio.

La fertilización nitrogenada utilizada resultó excesiva en función del rendimiento en grano
obtenido, generando niveles de proteínas elevados en grano. Para el futuro resultaría interesante evaluar la respuesta con fertilizaciones tardías, pensando en alternativas de manejo que permitan hacer ajustes en función de la estimación de rendimiento.

Es necesario continuar con la evaluación de cultivares de cebada en este tipo de ambientes, de temperaturas y lluvias superiores a las de la zona núcleo de producción, en diferentes años para lograr un conocimiento más profundo del cultivo y del comportamiento particular de cada uno de los cultivares.

 

Fuente: INTA por Walter Daniel Kuttel, María Gabriela Diaz.

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