Esa cifra había sido pactada entre los empresarios y el ex ministro de Energía Juan José Aranguren, pero ahora la cartera está en manos de Javier Iguacel y las petroleras insisten en que el aumento en el precio de los hidrocarburos debe ser mayor.
El sector es uno de los más perjudicados por los movimientos de la divisa norteamericana, ya que el valor del crudo siempre cotiza en esa moneda.
De esta manera, desde el inicio de este domingo en las estaciones YPF de la Capital Federal, por ejemplo, el litro de nafta premium ya se vende a unos $32.34, mientras que el de súper cuesta $27.82.
Este incremento se suma al del 5 por ciento autorizado por el Gobierno para el primero de junio pasado, el cual había sido acordado en mayo.
En aquella ocasión se había establecido que el próximo aumento iba a ser en julio y de hasta 3% para todas las naftas y gasoil comercializadas en el país.
Según la Confederación de Entidad del Comercio de Hidrocarburos (CECHA), el precio de los combustibles en la Argentina todavía tiene un atraso del 30 por ciento y es el sexto más bajo de los valores de comercialización entre los países de la región.
El organismo sostiene esto a partir de un informe que realizó en octubre pasado sobre la base del precio del barril de petróleo Brent, que se toma de referencia en la Argentina, y el tipo de cambio de ese momento.
La entidad explicó que el barril valorado en pesos pasó de cotizar $ 1.252,45 el 23 de octubre de 2017 a $ 1.976,95 según el valor de esa fecha.
El mes pasado, el entonces ministro Aranguren explicó que se estaba tratando de llegar a un acuerdo con las petroleras y refinadoras para atenuar el impacto del incremento en los costos de la industria, la tasa de cambio y el valor de los biocombustibles.
«Los productores de petróleo crudo acompañarán este esfuerzo limitando los precios de la compra-venta de su producción en el mercado interno durante mayo, junio y julio del corriente año», sostuvo.