La producción ganadera extensiva podría adquirir un nuevo significado con la aplicación de algunas tecnologías.
Los pastizales naturales de la región patagónica tienen una historia relativamente corta en cuanto a su utilización por ganado doméstico. Entre los años 1882-1885 se produjo el ingreso de ovinos desde la región pampeana y la colonia británica en Malvinas. Con el tiempo las majadas fueron concentrándose en el sur de la región y fueron reemplazadas por bovinos en el noreste patagónico.
Este período cercano a 140 años fue suficiente para que se produjera una modificación sustancial del ecosistema, en particular de la vegetación original. Si bien el clima que caracteriza la región juega un rol importante, es evidente que los procesos de erosión y degradación ocurridos fueron producto del incorrecto manejo de la carga animal.
Entre las recomendaciones que comúnmente se realizan para mejorar el aprovechamiento del pastizal se encuentra la aplicación de sistemas rotativos de pastoreo. Los establecimientos ganaderos extensivos presentes en Patagonia, en la mayoría de los casos, no generan ingresos suficientes como para agregar más alambrados.
Por otra parte, la existencia de alambrados tampoco soluciona el problema del sobrepastoreo, ya que los animales utilizan en forma persistente las mismas zonas dentro de los potreros. Dos recursos juegan un rol fundamental en el uso que el ganado hace del pastizal: la presencia de agua y la cantidad de forraje.
Por este motivo la Estación Experimental Agropecuaria Valle Inferior del INTA ha promovido como línea de investigación, en el marco del Proyecto de Ganadería Inteligente, la posibilidad de controlar el ganado mediante su condicionamiento a estímulos. La idea de los alambrados virtuales consiste en condicionar a los animales para que aprendan a modificar su dirección de desplazamiento al presentarse un estímulo sonoro emitido por un dispositivo electrónico que llevan en el cuello. De no ocurrir el comportamiento esperado un leve estímulo eléctrico similar al que proporcionan los boyeros se presenta como reforzador de la conducta.
Si bien los antecedentes no abundan, algunas pruebas han sido realizadas en Australia y Estados Unidos con interesantes resultados. Incluso la tecnología podría aplicarse como método no letal para el control de predadores. El condicionamiento de evitación utilizado para establecer alambrados virtuales ha obtenido un alto porcentaje de éxito al ser aplicado en lobos y coyotes con el fin de impedir ataques al ganado.
El costo estimado de cada collar rondaría los $ 4.000 a lo que se deberían sumar $ 15/ d para mantener activo el sistema. Al ser una tecnología incipiente es de esperar que estos valores se reduzcan al comenzar la producción en escala.
La línea de investigación en marcha indaga sobre posibles métodos de entrenamiento de los rumiantes y cómo el aprendizaje de algunos individuos puede influir en el comportamiento del resto. Por cuestiones obvias sería impracticable condicionar a todos los animales por lo que la propuesta consiste en entrenar a un número reducido y utilizarlos como “madrinas” o “llamadores”. Luego al mover a estos grupos que responden a los estímulos se podría poner en práctica una rotación en forma remota. Los alambrados virtuales buscan explotar al máximo el comportamiento gregario de los rumiantes para poder controlar la localización de grandes grupos.
Adicionando la implementación de suplementos como una práctica recurrente (no coyuntural) y un manejo de aguadas móviles la ganadería extensiva podría transformarse totalmente. Aunque no existen soluciones definitivas, los alambrados virtuales prometen ser una tecnología clave para lograr beneficios ecológicos y económicos en la producción de ganado en condiciones extensivas.
El manejo de animales mediante alambrados virtuales aún está en el futuro, pero no es un futuro muy lejano.
Fuente: INTA por Ricardo Raúl Zapata