Ninguno salió ni cerca de la conformidad de la reunión de ayer en el Ministerio de Agroindustriadonde se reunió a la Mesa de Competitividad Lechera. Los productores reclamaron, por seguir sin respuesta alguna o reacción que permita una cadena más equitativa; las industrias volvieron a recibir presiones para exportar más; y el Gobierno se enfrentó con la realidad, porque los productores chicos y medianos gritan por ayuda que no llegará en ningún formato.
La convocatoria para alivianar lo que este jueves en la Sociedad Rural de Rosario definirá la lechería de Confederaciones Rurales Argentinas, terminó siendo un encuentro más. Supuestamente se iban a definir temas para hablar en un futuro encuentro con el Presidente de la Nación, aplazada para ayer y sin fecha cierta a futuro.
Aunque se muestren datos de crecimiento interanual de hasta el siete por ciento (sequía luego de tres inundaciones consecutivas), o que la exportación creció al 25 por ciento, aunque la industria se contrajo un poco, leer una recuperación real en el sector es una falacia. De algo menos de 6,40 en promedio para el mes de mayo, los que serían 6,79 pesos por litro de junio no están ni cerca del nivel de costos. Algunos dicen que es “un buen valor para las condiciones del mercado”, pero para otros es la confirmación de la salida del negocio.
Ayer Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas y Federación Agraria Argentina fueron muy contundentes en los reclamos, concluyendo que la ayuda inmediata se debe orientar a los más chicos, a los de menos de dos mil litros diarios que representan al 23 por ciento de la producción nacional. La previsibilidad y la transparencia del mercado son esenciales, sin embargo no significan intervenir ante privados, pero la política no quiere responder más que con Cambio Rural, o grupos de contención que no son, ni llegan a todos.
Mariela Agüero de FAA no soportó escuchar el eterno discurso del “decreto de felicidad y urgencia”, de “un precio para ayer”, “precios en recuperación” y todas las frases hechas de Alejandro Sammartino y le pidió una ayuda que debe darse desde el Estado. Pudiendo articular un fondo rotatorio o algo similiar elevó la voz y reclamó, “si no nos quieren a los productores chicos díganoslo en la cara, vamos a una concentración de productores y listo, nosotros nos abocamos a otra producción pero no podemos seguir endeudándonos como lo estamos haciendo. Estamos perdiendo todo nuestro capital, nos levantamos los 365 días del año, nos embostamos hasta acá para sacar al país adelante y no tenemos ayuda por parte de ustedes, es hora que nos den un salvataje, les estamos pidiendo por favor que nos ayuden”. La respuesta del funcionario fue que “no va a haber compensaciones”, sólo puede haber financiamiento y “lamentablemente el precio no se merece”, en una dialéctica con la que no convence Sammartino.
CONVERGENCIA
Por parte de la industria, se reiteró el pedido de avanzar en el blanqueo de materia prima y de la actividad, tema que parece que queda en potestad absoluta de AFIP. Al no haber políticas que abarquen tampoco a las pequeñas industrias, que le dan diversidad al mercado y promueven actividad en pequeñas localidades, se llegó a tocar cierta “ineficiencia de las grandes” que terminan corriendo del negocio a las demás. Claro que el discurso efectista oficial auguró que “debe haber lugar para todos”, pero con la burocracia de los procesos, la lentitud del Senasa, la realidad de una mejora en el tipo de cambio no alcanza para amortiguar la recesión y a pesar de tener un mercado interno aún competitivo, falta demasiado para que más exportaciones balanceen el negocio.
La palabra de la jornada fue “convergencia”, a través de la cual se le pidió a la industria emparejar los pagos de la leche con destino interno y externo, cuya brecha parece seguir en elsiete por ciento.
Es destacable que aunque estuvo presente Marisa Bircher, como secretaria de Mercados Agroindustriales ofreciendo destinos para los lácteos, cualquier nueva operación no demora menos de 90 días en concretarse.
Parece que el Director Nacional de Lechería mostró su descontento con los dirigentes que le enrostran no haber tomado decisiones en el área, sin embargo no supo contradecirlos con ejemplos concretos, siendo la exhibición de datos a través del Siglea y el Ocla la única concreción de este mandato, con herramientas estructuradas por el Gobierno anterior. Más allá de esto, el Ministerio en la voz propia de su titular, Luis Etchevehere, dejó claro que es un espacio abierto al diálogo y en el que “se respetan las condiciones del mercado”, por lo tanto jamás se hará nada para mejorar las condiciones del precio, que es el eje de todo este problema sectorial y desde hace años. Sin dinero para aporte alguno y con la necesidad de acortar los plazos de pago de la leche cruda, podría ser ese uno de los puntos a plantearle a Macri, difiriendo vencimientos, mejorando condiciones de créditos y no mucho más.
El Ministro estuvo acompañado en la apertura del encuentro por Guillermo Bernaudo, secretario de Agricultura y fueron los encargados de “mostrar preocupación y conocimiento de la situación de la lechería”, pero con el gesto traslúcido de haber desperdiciado más de dos años y medio en definiciones esenciales. Agroindustria se debilitó y con el Ministerio las actividades, siendo la lechería uno de los ejemplos más tristes de éxodo.
El próximo martes a las 10 de la mañana habrá otra reunión igual, donde se seguirá hablando de competitividad, transparencia y mercados, aunque para la coyuntura ya se conformó otra “micro comisión”, para así seguir sin avanzar en nada.