El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria gestiona un convenio de cooperación con el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia (INRA, por su sigla en francés). Esta organización cuenta con gran prestigio mundial y es el primer instituto de investigación agronómica de Europa y el segundo en ciencias agrícolas del mundo.
La investigación conjunta con INRA se centrará en la búsqueda de nuevos métodos de análisis que hagan posible un menor consumo de reactivos y de muestras, una menor producción de desechos, una disminución notable en los tiempos de ensayo y un resultado más certero.
En sus instalaciones de Nantes dispone de sistemas de imágenes multiespectrales (UV-Vis-NIR) e hiperespectrales (infrarrojo cercano). Estos equipos permiten la visualización detallada de los diferentes componentes de una muestra analizada, obteniendo características físicas y químicas de la misma para evaluar su calidad de forma rápida y no invasiva.
Mercedes Bertotto –quien se desempeña en el Departamento de Evaluación y Desarrollo del laboratorio de alimentos que el Senasa posee en Martínez, localidad de la provincia de Buenos Aires– es una de las impulsoras del proyecto, visitó el INRA a finales de septiembre para capacitarse en el manejo de estos equipos que corresponden a una de las tecnologías más innovadoras a nivel mundial para detectar adulteraciones en alimentos.
La capacitación incluyó un método para detección de adulteraciones de la miel con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) que es comparable al desarrollado por el laboratorio de alimentos del Senasa. Benoit Jallais y Philippe Couscoux fueron los profesionales del instituto francés que asistieron a Bertotto.
Si bien las acciones de cooperación ya se han iniciado, resta formalizar la relación con la firma del convenio que se ha denominado: “Utilización de herramientas quimiométricas para la detección y cuantificación de adulterantes en alimentos por espectroscopía de infrarrojo cercano y análisis de imágenes hiperespectrales”.
Quimiometría
En los últimos años la química analítica ha experimentado cambios sustanciales. La necesidad de realizar mediciones de componentes en concentraciones cada vez más bajas y en muestras de alta complejidad encontró respuesta en el avance tecnológico del instrumental científico, incluido el progreso de las ciencias de la computación. Al mismo tiempo la información que puede registrarse con esos equipos se volvió más compleja, por su volumen y su estructura matemática, lo que hizo necesarias herramientas de cálculo e interpretación también más complejas.
Esas herramientas pertenecen a una disciplina relativamente nueva conocida como Quimiometría. La misma aplica métodos matemáticos y estadísticos a la evaluación de datos obtenidos del análisis químico. Con el fin de ver y analizar todos los datos simultáneamente de manera confiable, se necesita la comprensión profunda y la implementación de la Quimiometría en el análisis cotidiano.
Las principales ventajas de estas metodologías son:
– Velocidad del análisis: los resultados están disponibles en pocos segundos e incluso de manera continua. Esto hace que la técnica sea muy útil para el control de calidad y para el análisis de las muestras al momento de su recepción.
– Amigable con el medio ambiente dado que no se utilizan sustancias químicas.
– Instrumentos totalmente seguros y fáciles de operar.
– No es necesario ningún escape de humo ni drenaje.
– Datos muy reproducibles: debido a la admirable reproducibilidad de los datos espectrales, los resultados de estas metodologías son a menudo más fiables que los emitidos por los métodos de referencia que usualmente incorporan muchos pasos, la mayoría de los cuales son fuentes potenciales de error.
– Capacidad para determinar de manera simultánea varios componentes de una muestra, lo que significará un importante factor de ahorro de costos para el laboratorio.
El desarrollo de estas técnicas supone una clara innovación tecnológica respecto a la realización de análisis físico-químicos destructivos en un subconjunto de muestras. Estas técnicas permiten realizar el control de calidad y de seguridad de todas las muestras de forma no destructiva mejorando por tanto su calidad, rapidez, seguridad, fiabilidad y costo.
Fuente: Prensa Senasa