La sostenibilidad es un tema amplio que gana cada vez más visibilidad e interés de la sociedad en función de los impactos económicos, ambientales y sociales que acarrea. En los últimos 20 años, ha habido una evolución muy grande en la comprensión y adopción del concepto, gracias al avance de la Ciencia y la Tecnología, y también por una mayor concienciación de la sociedad. Las acciones sostenibles ya están produciendo un nuevo tipo de agricultura, totalmente enfocada en el desarrollo sostenible, y que será de extrema importancia para el futuro de la humanidad.
El tema de interés sólo de las empresas multinacionales, la adopción de las buenas prácticas de la sostenibilidad se ha convertido en un objetivo importante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ha impulsado la transformación de acciones aisladas en objetivos concretos a nivel mundial. En ese sentido, el órgano promovió la creación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), trazando 17 objetivos principales y 169 metas para orientar las políticas nacionales y las actividades de cooperación internacional, incluyendo acciones de las empresas, en diversos sectores.
La participación de las empresas del agronegocio en ese proceso se vuelve muy importante, principalmente a partir de iniciativas que buscan comprometer toda la cadena de actividades. Esta contribución puede tener directrices diversas, pero lo que entendemos como fundamental en este sentido está basado en cuatro de los pilares de los ODS: Acabar con el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible (Objetivo 2); Hacer que las ciudades y los asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles (Objetivo 11); Asegurar patrones de producción y consumo sostenibles (Objetivo 12); y proteger, recuperar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de forma sostenible los bosques, combatir la desertificación, detener y revisar la degradación de la tierra y detener la pérdida de biodiversidad (Objetivo 15).
La cuestión que se impone como desafío para todas las empresas es: ¿Cómo contribuir a garantizar el cumplimiento de esos objetivos? Bajo la perspectiva del agronegocio, para Archer Daniels Midland Company (ADM), sostenibilidad significa asegurar una cadena de valor que promueve un desarrollo económico y socioambiental sostenible desde el origen primario al productor, hasta el cliente en el próximo eslabón de la cadena. Para lograr estos objetivos, en beneficio de la sociedad, es necesario un planeamiento estratégico que proponga, realice y monitorea continuamente acciones sostenibles, también como forma de garantizar una competitividad responsable. Debemos tener un entendimiento de cómo las partes involucradas son afectadas y donde cada uno de estos actores puede ayudar a hacer la diferencia.
Una iniciativa alineada a estos propósitos es el Programa ADM Responsible Soy, que es el resultado de investigaciones y estudios con base en las principales normas internacionales vigentes y mejores prácticas de manejo agrícola. Este es un programa de certificación que confirma la aplicación de patrones de sustentabilidad en la producción del grano de soja, por productores brasileños. En cuanto a las exigencias de los clientes, principalmente del mercado europeo, el programa ha sido muy bien aceptado por los productores brasileños, habiendo alcanzado, en 2017, casi 1 millón de toneladas de soja certificada, producida en seis estados brasileños (MT, MS, MG, PA , BA y TO), por más de 100 productores comprometidos en el programa.
La iniciativa fue diseñada para atender a los requisitos de desarrollo sostenible en el contexto de la agricultura brasileña, en particular de la cadena productiva de la soja, estimulando a los productores a utilizar prácticas adecuadas para toda la cadena de suministro. Motivo también de extrema importancia es responder a las cuestiones planteadas por los stakeholders, involucrados directa o indirectamente en la producción brasileña de la soja.
En el marco de los criterios del programa se incluyen aspectos sociales (trabajo infantil, discriminación, trabajo análogo a esclavo, libertad de asociación, salud y seguridad, remuneración y carga horaria), aspectos ambientales (derechos de tierra, evaluación de impacto, prevención de la contaminación, uso del suelo y del agua), aspectos legales y buenas prácticas agrícolas (mecanización, fertilizantes, defensivos).
Preparar a los proveedores para satisfacer los requisitos de los mercados internacionales de soja certificada, en criterios de sostenibilidad, es otro punto importante del programa, que no sólo identifica a los proveedores aptos para participar en estos nuevos mercados, sino que también proporciona apoyo a aquellos que desean ajustarse a las exigencias . El productor recibe un consultor contratado por ADM con el fin de prepararlo para la auditoría que será realizada por una empresa independiente. También cuenta con toda la asistencia necesaria para ajustarse a las exigencias ambientales y legales. La auditoría se realiza una vez al año y tiene una validez anual. Esto significa que no basta con que el productor compruebe una sola vez que se ajusta al programa. Para mantener la certificación, debe hacer de las acciones de desarrollo sostenible una práctica permanente.
Hay varios requisitos previos para el productor interesado en asegurarse. Por ejemplo, no puede figurar en la lista de embargos del Ibama; tampoco debe figurar en la lista de empresarios que hayan sometido trabajadores a la condición análoga a la de esclavo del Ministerio de Trabajo y Empleo; ni de producir soja en áreas deforestadas después de julio de 2008, si la propiedad está inserta en el bioma Amazonia.
La certificación y las auditorías tienen el objetivo de garantizar que las conformidades sean una práctica constante, y también que los productores tengan condiciones de adaptarse a las posibles nuevas exigencias del mercado consumidor, en permanente actualización. Toda asistencia técnica se proporciona a un costo cero para el productor, pero las adecuaciones en activos son de su propia responsabilidad.
El productor que tiene el sello de sostenibilidad puede gozar de beneficios adicionales. Hay, por ejemplo, facilidades en la obtención de crédito, incluyendo tasas diferenciadas y reducción del número de accidentes de trabajo. También hay reducción de problemas ambientales y laborales y ganancias de eficiencia obtenidas a través de las buenas prácticas agrícolas.
Como se mencionó anteriormente, promover acciones sostenibles que requieren el cumplimiento estricto de las leyes ambientales, sociales, laborales y de seguridad del trabajo implica el compromiso de varios actores en la cadena, como clientes y productores. Y también requiere que se promueva la cooperación entre todos, incluso el intercambio de experiencias con otras empresas del sector del agronegocio.
Es fundamental, por lo tanto, que las organizaciones se unan para tratar temas relevantes para generar más sinergia e impactos positivos. Es el caso, por ejemplo, de la deforestación. Cuanto más las organizaciones de una determinada región estén involucradas, más fácil será actuar colectivamente en busca de resultados en beneficio de todos, de los grandes productores, de la agricultura familiar, de las empresas del agronegocio y de la sociedad. Es de interés para todos que acciones sostenibles, como ésta, sean vitales para el logro de los objetivos enumerados por la ONU.
En una empresa que tiene como objetivo desarrollar un mundo más sostenible, a través de su actuación en el agronegocio, como ADM, apoyar y promover iniciativas inclusivas como ésta es un camino para combatir el hambre, apoyar la construcción de ciudades más sostenibles, la creación y la aplicación de patrones de producción y consumo sostenibles, la protección y recuperación de ecosistemas y la promoción del uso consciente de las tierras fértiles para la agricultura. Estos son ejemplos a ser observados, cada vez más, por toda la cadena del agronegocio.
Fuente: Embrapa | Por: Amanda Cosenza – Archer Daniels Midland (ADM) – Argentina