Partiendo de la hipótesis de que las fases extremas del ciclo influyen en el nivel de producción, investigadores de la Bolsa de Comercio de Santa Fe estudiaron las cifras para el período 1973/2017: «El análisis se replica sub-dividiendo su territorio en tres zonas: Norte, Centro y Sur», explicaron desde la entidad santafecina.
La investigación fue presentada en el marco de la XLIX Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Agraria. Ésta se desarrolló en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral.
RELACIÓN NEGATIVA CON LOS RINDES
Los resultados revelados evidencian una relación negativa entre los rindes de soja y las campañas correspondientes con la fase fría del ENOS (la Niña) en todas las zonas abordadas.
Respecto a la fase cálida del ciclo (el Niño), la evidencia es ambigua: «Se observaron casos con beneficios por sobre la media y campañas donde el nivel cosechado resulta similar o menor a la tendencia«.
Rendimientos vs el promedio
Dada la importancia comercial del cultivo, resulta de particular interés conocer anticipadamente los pronósticos climáticos para la toma de decisiones de siembra por parte del productor, aunque el clima no ha sido el único factor que ha pesado en el desenvolvimiento del cultivo en la historia reciente.
Los investigadores sostienen que a partir de la incorporación del paquete tecnológico, durante 1996, el promedio de rendimiento por hectárea se incrementa y la variabilidad del mismo se reduce (cualquiera sea la fase del ciclo que se registre).
Bajo la clasificación de rendimientos en inferiores, regulares y superiores, la evidencia para la provincia en su conjunto indica que los rindes inferiores ocurren en un 60% de los casos durante la fase fría (Niña), y en un 30% en años bajo condiciones de Niño.
En cambio, las anomalías superiores suceden 70% de las veces durante años Niño y 30% durante fases neutrales. Esto implica que la probabilidad de que se presenten rendimientos superiores durante la fase fría es realmente muy baja. Por otra parte, se puede observar que la mayoría de las anomalías registradas – tanto positivas como negativas –, ocurren durante alguna de las fases extremas del ENOS.
Por todo lo antes dicho, queda definida una relación negativa entre la fase fría del ciclo ENOS y el rendimiento promedio por hectárea sembrada de soja en la provincia de Santa Fe. En contraposición, los datos no apoyan una relación particularmente negativa entre los rendimientos del cultivo en la provincia y el fenómeno Niño (resultados ambiguos).
TRES ZONAS DIFERENCIADAS
En relación al análisis territorial, se puede observar que en la Zona Norte existe una mayor amplitud de los rendimientos del cultivo respecto a la provincia y a las demás zonas. La relación entre la fase fría del ENOS y los rendimientos en esta zona es similar a lo evidenciado en el resto de la provincia, mientras que la relación entre el rinde y los años Niño es menos notoria.
En el caso de la Zona Centro, la principal característica que puede identificarse es la mayor regularidad de los rendimientos. En cuanto a los rendimientos durante los años bajo condiciones de Niño, estos oscilan entre superiores y regulares, con una baja probabilidad de rendimientos inferiores. Por otro lado, en años bajo condiciones Niña, la probabilidad de ocurrencia de anomalías inferiores es elevada, aunque inferior al resto de la provincia.
Finalmente, la Zona Sur expone características muy similares al conjunto provincial, con una variabilidad relativamente baja y anomalías con menor intensidad que en el resto de las zonas.
En base a la evidencia presentada, podría afirmarse que existe una relación negativa entre los rendimientos del cultivo de soja en la provincia de Santa Fe y la fase fría del ciclo ENOS o la Niña.
Por otro lado, es de destacar que la probabilidad de ocurrencia de rendimientos inferiores durante campañas bajo condiciones de Niño es muy baja y se reduce a años en los que el fenómeno presenta una gran magnitud. En este sentido, no se encuentra una clara relación entre esta fase del ENOS y los rendimientos, mostrando características particulares según la zona a la que se haga referencia.
Dados los resultados obtenidos, queda en evidencia que el uso de pronósticos climáticos que anticipen este tipo de eventos extremos tiene capacidad para mejorar la toma de decisiones de siembra. En nuestra opinión -dicen los investigadores- también podría desarrollarse una metodología que incorpore mejoras en esta línea para las proyecciones de campaña, tanto a nivel regional como nacional.