El consumo de fertilizantes llegó a 4 mill/ton

Fue récord. Traccionado por el trigo y la cebada, superó en un 10% el uso de nutrientes del año pasado. Al cierre de 2018, Fertilizar presentó un Manual de Buenas Prácticas

Fertilizar indicó que todavía están bajos los niveles de reposición. Por ej, en el 85% de los suelos se debe reponer Fósforo.

Fertilizar adelantó datos preliminares sobre el consumo de fertilizantes de este año que arrojan un aumento de entre 4,1 a 4,2 millones de toneladas, que implican de 8% a 10% más que 2017 y superan cómodamente el récord hasta ahora de 3.700.000 toneladas. La tracción de esta mejora se relaciona con la recuperación de la humedad en los perfiles, el aumento de la superficie de trigo y otros cereales de invierno -de alrededor de 11%-, a la mejora de las dosis y, a un aumento del área de maíz.

 

 

El vicepresidente de la entidad, Jorge Bassi, afirmó que las mayores aplicaciones en trigo y la cebada se reflejan “en la muy buena calidad” que están mostrando los cultivos en las regiones donde ya se cosechó, como lo adelantó el Inta Marcos Juárez. Ponderó “el esfuerzo que hicieron los productores” al invertir en fertilización “en un año con muchos factores en contra”, dado que muchos de estos productos están dolarizados y que este año la relación insumo-producto estuvo más ajustada que los dos años anteriores.

CÓMO. La entidad describió que del total de fertilizantes utilizados en 2018, 56% de las ventas correspondieron a los nitrogenados y 36% a fosfatados. El resto, se divide en azufre y los micronutrientes. El 35% de los fertilizantes utilizados son de origen nacional mientras que el resto (65%) es importado (fundamentalmente los fosforados: el fósforo es un mineral que no está disponible en Argentina como el nitrógeno).

Para la entidad, el nivel en que se fertilizó es aún deficitario, ya que harían falta aplicar 5,4 millones de toneladas anuales para comenzar a recuperar la salud de los campos agrícolas. “En el 85% de los suelos hay que reponer fósforo”, graficó Bassi. En cuanto a la situación por cultivo, resaltó que la soja de segunda es donde “está el mayor punto de fuga” y destacó el escaso aporte de nutrientes que se hace en pasturas: “es un gigante dormido”. El miércoles pasado Fertilizar presentó el Manual de Buenas Prácticas de Manejo de Fertilización, con consejos que recorren a toda la cadena. “Mostramos cómo es el proceso de un fertilizante desde que llega al puerto hasta que se usa en el campo”, graficó la gerente ejecutiva de la Asociación, María Fernanda González Sanjuan.

El manual fue elaborado por Andrés Grasso y Martín Díaz-Zorita, miembros del Comité Técnico de la entidad, sobre un documento de la International Fertilizer Association (IFA). Grasso explicó que las recomendaciones de dosis se realizaron a partir de una ensayos en toda la región pampeana midiendo lotes sin fertilización, con la que hace el promedio de los productores y con “dos propuestas de mejoras”, una solo con análisis de suelo y rindes alcanzables; y otra corrigiendo todos los niveles de nutrientes. “El resultado dio que cuando no se fertiliza, se pierde el 25% del rendimiento; mientras que cuando el productor fertiliza a su modo, pierde 15%”.

Díaz Zorita alertó que “la fertilidad de suelos no es un factor estático. En 15 años se incorporó mucha tecnología para mejorar la producción, sin embargo el modelo de recomendación de uso de fertilizantes es el mismo de la década del 90”. En el trabajo, se dan pautas de manejo abarcando las principales fuentes de nutrientes, el manejo “eficiente y efectivo” y el integrado. En otro orden, Bassi instó al sector, incluyendo al Estado, a un acuerdo en torno a una norma nacional que promueva el cuidado de los suelos. “Es la herramienta que va a impulsar la producción agropecuaria”, manifestó.

CALIDAD. El Laboratorio de Calidad Industrial y Valor Agregado de Cereales y Oleaginosas del INTA Marcos Juárez informó que el cereal cosechado en su zona de influencia -sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y norte de Buenos Aires- logró una buena calidad, basada en el nivel proteico. “La proteína se relacionó con el rendimiento y debido a la caída de éste se observa un porcentaje de proteína alto en general como no se daba desde la campaña 2012/2013, siendo el aspecto más destacado de esta cosecha”, dijo el Inta tras un análisis representativo de 335.670 toneladas de trigo. El promedio proteico fue de 11,9%, 2,1% superior a la cosecha anterior que tuvo 9,8% de proteína promedio y 0,9% superior a la base de comercialización del 11%. El 85% de las muestras superó el 11% de proteína. El mínimo fue de 10,2% y máximo fue de 13,5%.

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