Cuarentena etapa 4: la economía toma posiciones

Hay presión para liberar áreas para que los daños no sean mayores. Expertos de salud dan el visto bueno, con reparos por la curva. Se empieza a aceptar que no hay sobrevida sólo con asistencia del Estado.

El informe diario que se conoció este miércoles sobre contagios y fallecidos por el Covid-19 no llegó en el mejor momento: 188 nuevos casos y 9 fallecidos. La Ciudad de Buenos Aires, donde Horario Rodríguez Larreta se debate entre presiones (tanto como Axel Kicillof en el conurbano) se llevó la peor parte: 102 casos nuevos.

En este momento el Gobierno necesitaba otro número, aunque todo indica que la curva de contagios está controlada, que ayudará a tomar una decisión de reaperturas parciales que ya parece inevitable. 

 

En el equilibrio de costos políticos las muertes (aunque esto suene irrespetuoso para quienes sufrieron pérdida por estos meses) empezaron a quedar rezagadas en su impacto detrás de las quiebras y el hambre.

Fue el final de un día en el que Alberto Fernández tuvo novedades de casi todos los frentes. El Gobierno por primera vez obtuvo cierto aval del comité de expertos que lo asesora en el tema del coronavirus (foto) para entrar en una etapa de apertura, muy controlada y con chances de marcha atrás en cualquier momento, pero apertura al fin.

Se considera que el país ganó tiempo y de ahora en más comenzará a conocerse una maraña de protocolos que regirán cada una de las actividades de nuestra vida diaria para poder comenzarlas minimizando riesgo de contactos.

Serán tediosos e insoportables en algunos casos, pero es la medicina amarga que aceptan y proponen las empresas que desesperadamente le piden al Gobierno una apertura antes de ir a la quiebra.

Un dato pone en evidencia la situación: la Justicia debe volver a funcionar, es decir, salir de la feria sanitaria en la que está, pero nada indica que ello vaya a suceder en lo inmediato. Cuando lo haga, es posible que reciba una catarata de pedidos de concurso y quiebras; todos saben que hay empresas chicas que quizás no vuelvan a la vida tras esta cuarentena, simplemente porque no sobrevivieron.

Esa etapa progresiva de la que habla el Gobierno se viene armando con un bordado cuidadoso municipio por municipio y región por región. La decisión de la apertura en las provincias ya la tienen los gobernadores desde hace un tiempo; el tema es que se organiza con Larreta y Kicillof para el AMBA.

En este tren, la carrera entre el Covid-19 y la economía parece empezar a darle ventaja por algún cuerpo a esta última en materia de peligro social.

El resumen sería: todos en el Gobierno están de acuerdo en que se viene una etapa de reapertura progresiva que permita retomar el trabajo y actividades locales. El tema es cómo y dónde, pero la definición que eso es inevitable ya está.

Es claro que los adultos mayores no entrarán en flexibilización alguna y que habrá actividades que no volverán por mucho tiempo, como sentarse a cenar a una mesa, entrar a un cine o ver un partido de fútbolEl resto está todo por verse en las dos semanas que vienen. Y la razón, se insiste, es siempre la misma: el daño que produce la cuarentena en la economía ya es incontrolable y aunque a algunos adoradores de Keynes opinen lo contrario, no hay forma ni recursos para que la mano del Estado evite eso.

El documento que emitió ayer la central empresarial AEA completó el cuadro y hasta enojó al Presidente. Mientras en una pantalla se veía cómo las acciones de Mercado Libre habían trepado 20% en un día por su facturación récord de u$s652,1 millones entre enero y marzo, justo antes de comenzar el impacto fuerte de la pandemia en Latinoamérica, los empresarios le decían al Presidente que era imprescindible la ayuda a quienes «hacen posible la producción, el empleo y generan exportaciones».

«Para que las empresas puedan cumplir plenamente su papel decisivo en el proceso de recuperación económica, es fundamental evitar la ruptura en la cadena de pagos interna así como la cesación de pagos externa o default».

Y hay un párrafo que parece una despedida al aislamiento, casi un «ya está»: «Desde la ciudadanía y el Gobierno de nuestro país hemos hecho un esfuerzo muy importante y exitoso para contener la propagación del coronavirus; este logro tiene que consolidarse y para ello deben alentarse acciones que posibiliten una vuelta ordenada al trabajo y la producción». La reacción de Alberto F. fue de bronca controlada, hasta acusó a los que apuran una reapertura ya. El fin de semana habrá sentencia sobre esto, pero la economía, más allá de las declaraciones, estará en la puerta de Olivos esperando noticias más que nunca.

Por Rubén Rabanal

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