La suba en el precio del ternero mejora los números de sus productores, que también comienzan a frenar la venta de vientres para faena.
La coyuntura muestra firme al ganado liviano de consumo, cuya oferta todavía es estacionalmente reducida. Muy recuperado el novillo pesado elegible para cuota Hilton, que está escaso y muy demandado. Precios estancados desde hace ocho meses tanto para la vaca gorda como para la manufactura o conserva. Un consumo muy debilitado, que ya no muestra la fuerza de hace tres o cuatro meses, a principios de la cuarentena. Una cadena de pagos en el consumo que se va tensando, por la reducción de los márgenes, por los menores volúmenes trabajados y por la morosidad de los minoristas.
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