El país asiático es uno de los mayores consumidores de carne equina e importa animales principalmente de Canadá y Francia. Según aseguran, los ejemplares son sometidos a largos vuelos donde viajan en malas condiciones, y a su vez los encierran sin alimento ni descanso.
Activistas reclamaron por los derechos de los animales debido a un aumento exponencial de las exportaciones de caballos vivos principalmente desde Francia y Canadá con destino a Japón para el consumo humano.
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