El estudio pone el foco en la fisiología y la genética de la fertilidad de la espiga, una característica importante para mejorar hasta un 5 % el rendimiento de los cultivares sembrados en la Argentina.
El trigo es uno de los principales cereales que integra la demanda mundial de alimentos, destacándose su aporte de un 20 % a las calorías que componen la dieta humana. La mejora genética en el rendimiento potencial de sus granos es una alternativa sostenible para aumentar su producción, ya que los cultivares con mayor potencial rinden más que otros en una amplia gama de ambientes productivos.
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