El campo que compró Báez en Uruguay envuelto en un conflicto familiar por una herencia

El hijo de Kobylanski, Walter Kobylanski Brandhuber, vendió 152 hectáreas a Daniel Pérez Gadín, testaferro de Lázaro Baez, antes de que fuera imputado por lavado de activos. Esta operación había sido iniciada por Leonardo Fariña en 2010, cuando contactó a los dueños para comprarlo y destinarlo a un proyecto inmobiliario. La venta se hizo en 2011 a la firma Traline S.A. Pocos meses después, se modificó la compraventa y quedó como propietaria la sociedad Jumey S.A., presidida por Daniel Pérez Gadín. En ese momento, Pérez Gadín ya no tenía relación con Baez. La Justicia uruguaya finalmente pudo probar que la compra del campo estaba vinculada a la trama de lavado de dinero montada por Lázaro Baez y fue realizada con dinero proveniente de la corrupción.

En la operación también participaron otros personajes que están imputados en un juicio aún pendiente, como Maximiliano Goff Dávila, Maximiliano Acosta, Jorge Oscar Chueco y Osvaldo Ghutu.


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La viuda de Juan Kobylanski reclama la devolución de U$S 14 millones que recibió de parte de Lázaro Baez. Según su reclamo, la venta realizada a Baez podría ser atacada por los herederos, ya que el hijo vendió violando un acuerdo simulatorio.

Juan Kobylanski, falleció en 2019 a los 93 años. Tuvo una vida de película. Combatió contra los nazis, sobrevivió a los campos de concentración y finalizada la guerra se dedicó a vender metales de pertrechos militares en Alemania. Luego se radicó en Paraguay y finalmente se instaló en Uruguay donde compró campos.

En julio de este año, uno de sus hijos presentó en el Juzgado de Familia de 15°Turno una demanda de nulidad de los testamentos, alegando que Kobylanski no gozaba del libre uso de la razón cuando los firmó. Kobylanski había desheredado a sus hijos, lo que no está permitido para las leyes uruguayas

La viuda del empresario, que fuera su secretaria durante años y a quien los hijos acusan de haberlo manipulado, contestó la demanda manifestando que el hijo de Kobylanski había vendido bienes de su padre que estaban a su nombre, entre ellos el campo El Entrevero, ubicado en José Ignacio.

El escrito que presentó promueve la nulidad absoluta de la compraventa simulada de la estancia El Entrevero, formalizada entre Juan Kobylanski y su hijo en 1983. Sus hijos dicen que los documentos de la herencia fueron redactados cuando el empresario no gozaba del libre uso de la razón, producto de una cirugía que lo desorientó y de las manipulaciones hechas por su madrastra.

En tanto la viuda, contestó que el empresario era capaz al momento de testar y puso como prueba distintos encuentros sociales de los que participó, negocios e inclusive un pedido de divorcio con ella, del que posteriormente desistió.

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