La precisión de la tecnología la hace más veloz que la reproducción convencional o la modificación genética, y también reduce el costo.
China está embarcada en reformar y potenciar su industria de semillas. Para el gigante asiático es una cuenta pendiente ya que depende en gran medida de las importaciones para alimentar a la población más grande del mundo. Dentro de las nuevas estrategias, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales chino ya había dispuesto recientemente regulaciones que establecen un camino claro para la aprobación de cultivos genéticamente modificados (GM).
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