Entre los aspectos distintivos que destaca el Relevamiento, más allá de un aumento sensible en la cantidad de hectáreas sembradas con maíz en ambas zonas la campaña pasada, está el nivel tecnológico el cual se mantiene respecto a la anterior y se identifica entre niveles medios y altos para el NOA y el centro-norte cordobés.
Propiamente, en el NOA, detalla la entidad, el 52% del área sembrada con maíz de primera perteneció al nivel tecnológico alto y un 48% al nivel tecnológico medio (Ver gráfico 1). Por su parte, para la zona de Córdoba, en un 75% de los casos el cultivo tardío se realizó con tecnología media y un 25% con alto paquete tecnológico (Ver gráfico 2).
A su vez, es muy importante la práctica de la siembra directa. En estos casos, el 93% de la superficie del NOA se bajo directa, mientras en Córdoba en el 100% de los casos el cereal se implanta así.
Densidades y nutrición
Acompañando las prácticas de alta y media tecnología, la densidad de siembra en el NOA se ubica en 54.000 plantas por hectárea, por debajo a las casi 64.000 plantas promedio a nivel nacional, lo cual se correlaciona con la adaptación de manejo de la zona. Más cercano a los promedio de densidad nacional, se implanta el cultivo en Córdoba.
Por su parte, en lo que hace al manejo de la fertilización con urea, en la campaña 2020/21 la dosis de urea aplicada en maíz temprano en el NOA fue de 120 kilos por hectárea, mientras que en maíz tardío en el centro-norte de Córdoba presentó una dosis de 163 kilos (aplicación promedio nacinoal de 175 kilos por hectárea).
En lo que hace al fósforo, el panorama es muy diferente ya que ambas zonas superan en la dosis aplicada al promedio nacional, de 79 kilos de fosfato monoamónico por hectárea.
Para maíz maíz temprano en el NOA, la dosis de monoamónico fue de 85 kilos por hectárea, mientras que el maíz tardío en el Centro-Norte de Córdoba presentó una dosis aplicada de 92 kilos.